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Debemos de producir frutos

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En las Sagradas Escrituras se nos habla contantemente que debemos de producir frutos. Estos frutos son el Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y la templanza (Gal.5:22,23).  Se nos dice que debemos estar vigilantes a qué clase de frutos están naciendo en nuestra viña. La viña puede ser nuestro hogar, pero sobre todo significa en nosotros mismos.

Si la cólera, la ira, el odio, la maldad, la desconfianza y el desespero se apoderan de nosotros en algunas ocasiones; debemos de cortar de raíz todo esto, porque, aunque somos responsables de nuestra viña, también somos parte de la viña del Señor (la nueva casa de Israel) y nosotros como cuerpo, no podemos seguir hiriendo a la cabeza (Cristo) con nuestras malas acciones y actitudes. Estamos llamados a dar frutos.

Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.» San Mateo 21, 33-43.45-46

Jesus se refería a nosotros a la nueva casa de Israel. San Máximo de Turín dijo lo siguiente:

La viña del Señor, dice el profeta, es la casa de Israel (Is 5,7). Ahora bien, esta casa somos nosotros…y pues somos Israel, somos también la viña del Señor. Vigilemos, pues, que no nazca de nuestros sarmientos, en lugar de la uva dulce, el fruto de la cólera (Ap 14,19), para que no diga: “esperaba uvas i dio agraces” (cf Is 5,7) ¡Qué tierra tan ingrata! La que tenía que dar a su amo frutos de dulzura, lo atravesó con espinas agudas. Así, sus enemigos, los que tenían que haber acogido a su Salvador con toda la devoción de su fe, lo coronaron con espinas en la pasión. Para ellos, esta corona significaba ultraje e injuria, pero, a los ojos del Señor, era la corona de las virtudes… Prestad atención, hermanos, que no se diga a vuestro propósito: “esperaba buenos frutos y dieron agraces”. Estemos atentos a que nuestras malas acciones no hieran la cabeza del Salvador como espinas crueles. Hay espinas del corazón que han herida hasta la misma palabra de Dios, como lo dice el Señor en el evangelio cuando narra que el grano del sembrador cayó entre espinos, éstos crecieron y ahogaron la semilla (cf Mt 13,7)… Vigilad, pues, que vuestra viña no produzca espinos en lugar de racimos, que vuestra vendimia no dé vinagre en lugar de vino. Cualquiera que haga la vendimia sin distribuir a los pobres sus bienes, recoge vinagre en lugar de vino. Y aquel que mete su cosecha en los graneros sin dar alimento a los indigentes, no recoge el fruto de la limosna sino el rastrojo de la avaricia.  Sermón para la fiesta de San Cipriano

Estemos vigilantes y en oración

En Cristo; Luis Roman

Santa María ora pro nobis