Nuestra oración debe ser sincera hacia Dios. La oración debe de ser hecha solo con una intención ; la comunicación con nuestro Padre y ella debe de estar orientada hacia la vida eterna. Jesus no está diciendo que no podemos orar en pareja o en grupos, pero lo que sí está diciendo es que la oración debe der estrictamente para el Padre. No podemos tener el mas mínimo deseo de complacer o impresionar a los que están presentes.
Quisiera reiterar que muchas veces nos encontramos en la situación de que se nos hace más sencillo y eficiente orar en grupos porque cuando estamos en nuestra soledad la pereza nos gana o nos domina. En las palabras de Jesus al decir reza a tu Padre en lo secreto, no tan solo nos está hablando de las distracciones y de orientar nuestra oración correctamente, sino que también nos esta diciendo que debemos de apartar tiempo para hablarle al Padre en la soledad de lo secreto de nuestro corazón, que solo El y tu conocen. Es de gran importancia apartar este tiempo como así también Jesus lo hizo en múltiples ocasiones, para estar en soledad en lo secreto con su Padre.
Aquí les comparto un segmento de la explicación del sermón sobre la montaña de San Agustín:
«Cuando oréis, dice Jesús, entrad en vuestra habitación» ¿Cuál es esta habitación sino el mismo corazón, como lo indica el salmo en el que está escrito: «lo que digáis en vuestro corazón, en vuestra habitación lamentadlo? «(Salmo 4,5). «Y después de haber cerrado las puertas orad, dijo, a vuestro Padre en secreto» no basta con entrar en su habitación, si la puerta permanece abierta a los inoportunos, por esta puerta se introduce subrepticiamente las banalidades de fuera, que invaden el interior. Desde fuera, como hemos dicho, las realidades pasajeras y sensibles penetran por la puerta, en nuestros pensamientos, es decir, por nuestro sentido y perturban nuestra oración, por una muchedumbre de fantasmas vanos. Es preciso pues cerrar la puerta, lo que quiere decir resistir a los sentidos para que una oración plenamente espiritual suba hasta el Padre, brote de lo profundo de nuestro corazón, donde oremos al Padre en secreto. «Y vuestro Padre, dice, quien ve en el secreto te lo premiará» Tal debía ser la conclusión. El Señor no tiene aquí la intención de ordenarnos la oración si no de enseñarnos como orar; de igual manera que anteriormente no nos ordenaba la limosna sino la intención de hacerla, porque exige la pureza del corazón que no puede obtenerse, sino que por una intención única y simple orientada hacia la vida eterna por el único y puro amor de la bondad.
Explicación del sermon sobre la montaña, 3, 11 (Trad. ©Evangelizo.org)
¡Santa Maria Ora Pro Nobis!
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