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¿De qué se trata el problema del clericalismo?

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Después del Concilio Vaticano II hemos visto muchísimos cambios; algunos para bien y muchos para mal. Todavía después de casi síes décadas, se debate sobre los cambios. Uno de los males que no se fue, pero sí cambió en forma, es el clericalismo. Sus adeptos, cambiaron por completo de ideología. Antes eran tradicionalistas al extremo, ahora son modernistas, que quieren destruir todo lo que la Iglesia hizo por 2,000 años.

Los clérigos clericalistas de ayer, pensaban que los laicos debían limitarse a rezar, pagar y obedecer. Los clérigos clericalistas de hoy, abusan de su autoridad pretendiendo imponer novedades litúrgicas, una moral más cómoda y liberal y promueven el ecumenismo extremo (relativismo).

Los clericalistas del pasado, por lo menos respetaban el derecho canónico, la fe y la moral de la Iglesia. Estos clérigos estaban convencidos, de que tendrían que dar cuentas de su comportamiento el día del Juicio. Los clericalistas moderno lamentablemente no tiene límites. Estos se burlan del derecho canónico, aguan o mesclan la fe, pretenden cambiar la moral y sin disimulo, consideran que el Juicio Final, no es más que un cuento medieval. No hablan del Infierno en sus homilías. Muchos menos, temas sobre el aborto, los anticonceptivos y la homosexualidad. El daño que estos modernistas hacen es extremo, porque el católico de hoy piensa que con estar activo en la Iglesia es suficiente. En el pasado, no los dejaban participar, pero por lo menos se les enseñaba la Sana Doctrina. Ahora se les hablan palabras vacías y la doctrina a medias y se les deja participar.

Además, estos clericalistas modernos, actúan como si la Iglesia fuera una democracia; donde la doctrina evoluciona y nuevas ideas nacen. Después de cada sínodo, quieren imponer nuevas enseñanzas. No olvidemos que la Iglesia no está por encima de Cristo, Ella es su cuerpo y no la cabeza. También estos clericalistas modernos idolatran al Papa, a ciertos cardenales y a algunos obispos.

Es triste ver que muchos católicos no conocen las Sagradas Escrituras, pero si saben que fue lo que dijo el Papa ayer. Hace 100 años el católico no vivía su catolicismo de esta manera. Los Papas no andaban pronunciándose todos los días y se entendía con claridad que la infalibilidad papal, es solo en asunto de moral y fe (concilio vaticano I). El católico moderno, idolatra todo lo que dice el Papa, olvidando que es un hombre igual que él. Al Papa se le debe respeto, pero no es correcto decir que no se equivoca. Solo tenemos que mirar la historia para comprobar esto. El católico está obligado a honrar padre y madre, aunque estos cometan errores. Es el mismo principio con todo el clero. Es por esto que la Iglesia nos pide que oremos por él y por todos los consagrados y siempre debemos honrarlo, porque él representa a Cristo (“pero no es Cristo”). Todas las Misas se ofrecen por el Papa y el clero, para que el maligno no se aprovéchese de sus debilidades.

Lamentablemente, una gran mayoría de ordenados religiosos modernos, piensan que pueden cambiar la liturgia, que pueden dar comunión a divorciados y a parejas homosexuales. Ofrecen misas bailando, y decoran con arco iris (símbolo gay) el altar en el nombre de la unidad. Todo para ellos, se trata de amor y misericordia y no de conversión y sacrificio. Estos son los que escandalizan con sus homilías, que muchas veces van en contra del magisterio de la Iglesia.

Debo de mencionar y con mucho énfasis, que sí hay un puñado de cardenales, obispos y sacerdotes que está siendo guiados por el Señor y que viven y predican la Sana Doctrina. Nosotros, como laicos, debemos apoyar a estos hombres, que van en contra de la corriente y que a veces lucen como rebeldes sin causas. Debemos asistir a sus parroquias y darle todo el apoyo que necesitan. Estos hombres son servidores del Señor, que hablan del Infierno, que buscan la salvación de las almas y sobretodo son Eucarísticos. Sus Misas están llenas de reverencia y orden. La comunión la distribuyen en la boca y no permiten mujeres sirviendo en el Altar (siguiendo la orden de Cristo). Entienden que todos tenemos participación, pero que cada cual tiene su lugar. Confiesan a sus ovejas a tiempo y des tiempo y su prioridad no es la unión y la paz, sino la santidad de su rebaño y la de ellos mismos.

Los tiempos que se viven actualmente en nuestras Iglesia son confusos. En una parroquia se dice una cosa y en la otra se dice otra cosa. Es por esta razón, que no debemos olvidar que la cabeza de la Iglesia es Cristo. Tenemos que conocer las Sagradas Escrituras, La Tradición, los Padres de la Iglesia y el Magisterio. Han sido más 2,000 años de continuidad, cualquier idea que contradiga o trate de cambiar lo enseñado por Jesus y salvaguardado por su Iglesia no viene de Dios.

Espero que encuentres un sacerdote que a pesar de no ser perfecto camine el camino de la perfección.

No olvidemos orar y rezar el Santo Rosario por todos los sacerdotes, obispo, cardenales y por el Papa todos los días. Ellos más que nadie, necesitan nuestras oraciones.

En Cristo; Luis Roman

Santa María ora pro nobis

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