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El Sacrificio de la Santa Misa en el Antiguo Testamento

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Para este articulo voy a enfocarme en el libro de Levíticos. Este libro, que es parte del Antiguo Testamento, es uno de los libros que menos atención se le presta, porque para muchos es un libro aburrido. Los capítulos del 1 al 16 presentan el código sacerdotal y los capítulos del 17-26 nos muestran el código de santidad. Hoy veremos como La Santa Misa, es continuación de los pedidos de Dios no tan solo en la última Cena, sino desde el principio con el pueblo judío.

El texto en Levíticos nos habla de los requisitos pedido por Dios para la liturgia (rito). Entre estos podemos ver 5 animales utilizados en el sacrificio:

  1. Toros – Servicio y fortaleza.
  2. Ovejas – mansedumbre y pureza
  3. Cabras – pecado y juicio
  4. Paloma – pobreza
  5. Tórtolas – inocencia

El libro de Levíticos también presenta 5 tipos de sacrificios rituales:

  1. Ofrenda quemada (holocausto). Hebreo: Ola. Animal macho muerto y quemado completamente como un signo de total devoción y entrega a Dios. Nada comido por los hombres. Este es el primer sacrificio mencionado en la Biblia, realizado por Noé después del diluvio.
  2. Ofrenda de trigo (ofrenda de pan). Hebreo: Minha. Trigo, aceite, incienso. Ofrecido a dar gracias (Eucaristia)
  3. Ofrenda de paz. Hebreo: Shelamim. La carne fue sacrificada y levantada ante Dios. Luego comida por la gente como teniendo paz con Dios. Es el único sacrificio en el que a la ofrenda se le permitió comer la carne a los laicos. (sangre, grasa, riñones dados a Dios)
  4. Ofrenda por el pecado. Hebreo: Hatat. Toro, cabra macho, cabra o cordero, dos palomas o harina de trigo. Grasa y sangre de animal quemado en altar. Resto del cuerpo quemado fuera de las puertas.
  5. Ofrenda de culpabilidad por el paso. Hebreo: Asham. Similar a la Ofrenda por el pecado anterior, pero también incluía el pago de dinero (colecta) para cubrir los daños con intereses.

En la Biblia la Ofrenda quemada se menciona 197 veces, la Ofrenda de carne 123, la Ofrenda por el pecado 119, la Ofrenda de paz 43 y la Ofrenda de traspaso 36 veces.

No olvidemos las palabras de San Agustín, que nos explican que en el Antiguo Testamento está oculto el Nuevo Testamento y que en el Nuevo Testamento se cumple el Antiguo Testamento.

Los primeros cristianos entendiendo los signos dados por Dios desde el principio, continuaron en obediencia a ese mismo Dios. La segunda persona de la Santísima Trinidad, Nuestro Señor Jesucristo, hizo lo mismo en la última Cena, al mostrarnos el cumplimiento de las promesas de Dios en la Nueva Liturgia de la Nueva Alianza, establecida por el mismo.

Signos en la Santa Misa que nos recuerdan la Antigua Alianza

Cuando asistimos al sacrificio de la Santa Misa o Eucaristía, vemos los siguientes signos. Aquí también les comparto que significan y como afirman la continuidad con un Dios Trino, que siempre ha sido, es y será el mismo por siempre. La Nueva Alianza es similar a la Antigua, pero esta vez es perfecta y eterna.

  • Las velas deben estar en el altar para simbolizar que el altar del Antiguo Testamento estaba siempre en llamas.
  • Jesús se consumió enteramente por nosotros. Al Igual que el sacrificio se quemaba enteramente en el Antiguo Testamento, Jesus derramó su última gota de sangre y expiro su último aliento por nosotros. El medio para poder comer a Jesus son las especias de pan y vino y Él se encuentra completo en cada una de ellas, en cada pedazo que comemos, consumimos enteramente al Cordero de Dios. “Hagan esto en memoria mía” (Lucas 22:14-20 / 1 Corintios 11:24)
  • El trigo está en la Eucaristía junto con el incienso. (Levítico 2:15/ 2 Crónicas 13:11/ Apocalipsis 8:3)
  • La paz se dice justo antes de comer juntos delante del Señor. Para mostrar que ya estamos en Paz con el Señor y que ahora, sí podemos comer del sacrificio. No olvidemos que el sacrifico de Paz era el único que permitía a los Laicos comer de la víctima.
  • La ofrenda por el pecado incluye el rito penitencial de la confesión (también la confesión sacramental del pecado mortal) y la remisión del pecado a través de la Eucaristía.
  • Nuestras culpas se señalan tanto en el Padre Nuestro, como también mediante la donación de nuestros fondos a la Iglesia como signos de reparación para cubrir por los daños causados

Intención del Sacrificio

Si lo ofrece para una acción de gracias, entonces ofrecerá con el sacrificio de la acción de gracias los pasteles sin levadura mezclados con aceite y las obleas sin levadura ungidas con aceite, y los pasteles mezclados con aceite, de harina fina, fritos. Levíticos 7:12

Estos versículos nos hablan de la intención del Sacrificio o Rito (liturgia) que, aunque lo hacemos por nuestros pecados, lo hacemos en Acción de Gracia, porque Jesus ya murió en sacrificio perpetuo por ellos en la Cruz. Es por esto que le llamamos Eucaristía, que significa literalmente Acción de Gracias.

Nuestra Preparación para el sacrificio

Debemos de recodar la disposición y preparación que debemos de tener, para poder recibir la Eucaristía o comunión. Estas tampoco han cambiado y debemos de estar en estado de Gracia para poder comer del Cuerpo de Cristo.

“Pero quien, en estado de impureza, coma carne del sacrificio de comunión presentado a Yahveh, ése será exterminado de su parentela.” 
Levítico 7:18 Antiguo Testamento


San Pablo hace la misma exhortación a los primeros cristianos:

“Por tanto, el que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre del Señor. Cada uno, pues, examine su conciencia y luego podrá comer el pan y beber de la copa. El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo.” 
1 Corintios 11: 27-29 – Nuevo Testamento

A continuación, el texto completo de Apología 1, 65-67 de San Justino Mártir año 155, describiendo el sacrificio de la Misa o la Fracción del Pan. Les comparto este texto, porque muestra que es lo que creían los primeros cristianos, que debo de mencionar que una gran parte de ellos eran judíos.

“Después de ser lavado de ese modo, y adherirse a nosotros quien ha creído, le llevamos a los que se llaman hermanos, para rezar juntos por nosotros mismos, por el que acaba de ser iluminado, y por los demás esparcidos en todo el mundo. Suplicamos que, puesto que hemos conocido la verdad, seamos en nuestras obras hombres de buena conducta, cumplidores de los mandamientos, y así alcancemos la salvación eterna.

Terminadas las oraciones, nos damos el ósculo de la paz. Luego, se ofrece pan y un vaso de agua y vino a quien hace cabeza, que los toma, y da alabanza y gloria al Padre del universo, en nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo. Después pronuncia una larga acción de gracias por habernos concedido los dones que de Él nos vienen. Y cuando ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén, que en hebreo quiere decir así sea. Cuando el primero ha dado gracias y todo el pueblo ha aclamado, los que llamamos diáconos dan a cada asistente parte del pan y del vino con agua sobre los que se pronunció la acción de gracias, y también lo llevan a los ausentes.

A este alimento lo llamamos Eucaristía. A nadie le es lícito participar si no cree que nuestras enseñanzas son verdaderas, ha sido lavado en el baño de la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó. Porque no los tomamos como pan o bebida comunes, sino que, así como Jesucristo, Nuestro Salvador, se encarnó por virtud del Verbo de Dios para nuestra salvación, del mismo modo nos han enseñado que esta comida – de la cual se alimentan nuestra carne y nuestra sangre – es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado, pues en esos alimentos se ha realizado el prodigio mediante la oración que contiene las palabras del mismo Cristo. Los Apóstoles – en sus comentarios, que se llaman Evangelios – nos transmitieron que así se lo ordenó Jesús cuando, tomó el pan y, dando gracias, dijo: Haced esto en conmemoración mía; esto es mi Cuerpo. Y de la misma manera, tomando el cáliz dio gracias y dijo: ésta es mi Sangre. Y sólo a ellos lo entregó (…)

Nosotros, en cambio, después de esta iniciación, recordamos estas cosas constantemente entre nosotros. Los que tenemos, socorremos a todos los necesitados y nos asistimos siempre los unos a los otros. Por todo lo que comemos, bendecimos siempre al Hacedor del universo a través de su Hijo Jesucristo y por el Espíritu Santo.

El día que se llama del sol, se celebra una reunión de todos los que viven en las ciudades o en los campos, y se leen los recuerdos de los Apóstoles o los escritos de los profetas, mientras hay tiempo. Cuando el lector termina, el que hace cabeza nos exhorta con su palabra y nos invita a imitar aquellos ejemplos. Después nos levantamos todos a una, y elevamos nuestras oraciones. Al terminarlas, se ofrece el pan y el vino con agua como ya dijimos, y el que preside, según sus fuerzas, también eleva sus preces y acciones de gracias, y todo el pueblo exclama: Amén. Entonces viene la distribución y participación de los alimentos consagrados por la acción de gracias y su envío a los ausentes por medio de los diáconos.

Los que tienen y quieren, dan libremente lo que les parece bien; lo que se recoge se entrega al que hace cabeza para que socorra con ello a huérfanos y viudas, a los que están necesitados por enfermedad u otra causa, a los encarcelados, a los forasteros que están de paso: en resumen, se le constituye en proveedor para quien se halle en la necesidad. Celebramos esta reunión general el día del sol, por ser el primero, en que Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo; y también porque es el día en que Jesucristo, Nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos; pues hay que saber que le entregaron en el día anterior al de Saturno, y en el siguiente—que es el día del sol—, apareciéndose a sus Apóstoles y discípulos, nos enseñó esta misma doctrina que exponemos a vuestro examen.”

Espero que hayas aprendido un poco más sobre la liturgia y el porqué de los símbolos o signos en ella. Recuerda practicar la confesión frecuente y ejercer la modestia y la reverencia cuando asistas al Sacrificio de la Santa Misa.

En Cristo Luis Roman

Santa María ora pro nobis

Recursos:

  • Apologia por San Justino Martir
  • Catecismo De la Iglesia Catolica (1992)
  • Taylor Marshall Blog (taylormarshall.com)