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Como enviar a mi Ángel de la guarda a la Santa Misa si no puedo asistir

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Aquí les comparto una oración hermosa compuesta por una mujer devota para pedirle a tu Angel de la guarda, que asista a la Misa por ti en caso de enfermedad o como sucede ahora en caso de pandemias contagiosas como el Coronavirus. En algunos lugares del mundo ya no celebran Misas y en otros lugares siempre se celebrarán (además no olvides que todos los sacerdotes del mundo tienen el deber de celebrar la Misa diaria así sea en privado). Recuerda tu Ángel de la guarda puede viajar largas distancias y asistir en tu lugar.

También les compartos algunas frases e historias de Santos relacionadas a los Angeles y la Santa Misa.

En Cristo Luis Roman. Santa Maria ora pro nobis

Oración:

Oh Santo Ángel a mi lado
Ve a la iglesia por mí.
Arrodíllate en mi lugar en la Santa Misa donde deseo estar.
En el ofertorio, toma todo lo que soy y tengo
y colócalo como un sacrificio sobre el trono del altar.
En la sagrada consagración,
adora con amor seráfico a mi Jesús escondido en la Hostia,
bajado desde el cielo.
Ora por aquellos que me aman entrañablemente,
y por los que me causan dolor,
que la sangre de Jesús pueda limpiar todos los corazones que sufren
y dé alivio a las almas.
Cuando el sacerdote tome la Comunión tráeme a mi Señor,
que su dulce corazón pueda estar en el mío y yo ser su templo.
Ora para que el divino sacrificio pueda borrar todos los pecados del hombre.
Luego tráeme a casa la bendición de Jesús.
La promesas de todas las gracias.

Amén


Luego, agradécele por el servicio prestado.

Esta oración muy especial fue escrita por una mujer devota llamada Ruth Merz de Cincinnati, Ohio. Ruth era la madre de ocho hijos a quien le fue diagnosticado un cáncer.

 No le era posible asistir a la misa debido a su enfermedad, y escribió esta oración maravillosa.


San Juan Crisóstomo, entre otros, establece que “Cuando se celebra la Misa, el Santuario está lleno de innumerables ángeles que adoran a la Víctima Divina inmolada en el altar.”

­­­­­­­­­­­­­­­­­­————————————————————————————————————-Leemos en las revelaciones de Santa Brígida: “Un día, cuando estaba ayudando en el Santo Sacrificio, vi un inmenso número de ángeles santos descendiendo y reuniéndose en torno al altar, contemplando al sacerdote.

Ellos cantaban cánticos celestiales que arrobaban el corazón. El mismo cielo parecía estar contemplando el gran sacrificio. ¡Y sin embargo, los pobres mortales, criaturas ciegas y miserables, participaban en la misa con tan poco amor, sabor y respeto!”

Un granjero pobre solía asistir a misa diaria durante muchos años de su vida.

Estaba cruzando los campos cubiertos de nieve una mañana fría en su camino a la iglesia, cuando le pareció oír pasos detrás de él.

Y volviéndose, vio a su ángel de la guarda que lleva una cesta llena de hermosas rosas que exhalaban un perfume delicioso.

“Mira” dijo el ángel, “estas rosas representan cada paso que has tomado en el camino a la misa.Y cada rosa representa también una recompensa gloriosa que te espera en el cielo. Pero mucho, mucho mayor son los méritos que habrás adquirido en la Misa en sí”.

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Después de haber conferido las órdenes sagradas a un joven piadoso, San Francisco de Sales se dio cuenta que el sacerdote recién ordenado vaciló ante una puerta como si fuera a dejar pasar a alguien delante de él.

“¿Por qué haces una pausa?” preguntó el Santo.

“Dios me favorece con los ojos de mi ángel de la guarda”, respondió al sacerdote.

“Antes de que yo fuera ordenado al santo sacerdocio, mi Ángel siempre se mantenía a mi derecha y me precedía.

Ahora camina a la izquierda y se niega a ir delante de mí.”

Tal es la gran veneración que los espíritus angélicos muestran incluso a los ministros de Dios debido a su reverencia hacia el Santísimo Sacramento.