≡ Menu

¿Qué podemos hacer desde la casa si nuestra parroquia está cerrada el Domingo?

Suscribete
Suscribete
Siguenos
Twitter
Visit Us
Follow Me
RSS

Por casi cuatro siglos los primeros cristianos vivieron perseguidos y no tenían disponible la Eucaristía o a la Santa Misa como hoy lo hacemos. La Fe de estos primeros Santos fue heroica y llegó hasta nosotros. En otras palabras, podríamos decir que la Fe es mucho más que solo ir a la Misa o recibir la Eucaristía. Para nada estamos diciendo que las Misas no son necesarias, al contrario, en la Eucaristía encontramos todo lo que necesitamos para poder seguir, pero la historia nos muestra que la Fe no depende solo de nosotros sino también de Dios. Jesucristo nos dará las Gracias necesarias para poder llevar la carga que nos ha tocado llevar y mantener nuestra fe viva. Inclusive, sin la celebración de la Eucaristía. Esto debemos creerlo por fe, pero también lo sabemos porque ya Él ya lo ha hecho en el pasado. No olvidemos que la Fe es una de las tres virtudes teologales y si la pedimos nuestros Señor nos la dará.

Lo siguiente es un resumen del último programa de Conoce Ama Y Vive Tu Fe y es una lista de cosas que podemos hacer desde la casa en Domingo, para poder celebrar el día del Señor en estos tiempos de crisis. Les recomiendo que vean el programa. El enlace esta la final de este artículo.

  • Ver la santa Misa en la Televisión
  • Seguir las lecturas y oraciones del misal
  • Seguir el evangelio y lecturas del día
  • Rezar el Anima Christi

ALMA de Cristo, santifícame
Cuerpo de Cristo, sálvame
Sangre de Cristo, embriágame
Agua del costado de Cristo, lávame
Pasión de Cristo, confórtame
Oh buen Jesús, óyeme
Dentro de tus llagas, escóndeme
No permitas que me separe de Tí
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame
Y mándame ir a Tí
Para que con Tus santos Te alabe
Por los siglos de los siglos.


Amén

  • Rezar el santo Rosario
  • Rezar el Via crucis
  • Enviar a tu ángel a la santa Misa

Sobre La comunión espiritual

San Juan María Vianney, el Cura de Ars, decía:  “Una Comunión espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse.  Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión espiritual”.

Sobre esto, Sta. Catalina de Siena tuvo una visión. Vio a Jesús con dos cálices y le dijo: “En este cáliz de oro pongo tus comuniones sacramentales y, en éste de plata, tus comuniones espirituales Los dos cálices me son agradables”.

 Decía S. Antonio María Claret: “Tendré una capilla fabricada en medio de mi corazón y en ella, día y noche, adoraré a Dios con un culto espiritual”.

 Sta. Teresa de Jesús recomendaba: “Cuando no podáis comulgar ni oír misa, podéis comulgar espiritualmente, que es de grandísimo provecho”

Con el nombre de Comunión Espiritual se entiende el piadoso deseo de recibir la Sagrada Eucaristía, cuando no se la puede recibir sacramentalmente.

“De dos maneras -advierte Santo Tomás– se puede recibir espiritualmente a Cristo. Una en su estado natural, y de esta manera la reciben espiritualmente los ángeles, en cuanto unidos a Él por la fruición de la caridad perfecta y de la clara visión, y no con la fe, como nosotros estamos unidos aquí (en la Tierra) a Él. Este pan lo esperamos recibir, también en la gloria. Otra manera de recibirlo espiritualmente es en cuanto contenido bajo las especies sacramentales, creyendo en Él y deseando recibirlo sacramentalmente. Y esto no solamente es comer espiritualmente a Cristo, sino también recibir espiritualmente el sacramento” (III, 80, 2).

De las palabras finales del Doctor Angélico, se deduce que la Comunión Espiritual nos trae, de cierto modo, el fruto espiritual de la propia Eucaristía recibida sacramentalmente, aunque no sea ex opere operato, sino únicamente ex opere operantis.

 

  • Excelencia

    Por la noción que acabamos de dar, se puede vislumbrar la gran excelencia de la Comunión Espiritual. Fue recomendada vivamente por el Concilio de Trento (D 881), y ha sido practicada por todos los santos, con gran provecho espiritual.

    Sin duda, constituye una fuente ubérrima de gracias para quien la practique fervorosa y frecuentemente. Más aún: puede ocurrir que con una Comunión Espiritual muy fervorosa se reciban mayor cantidad de gracias que con una Comunión Sacramental recibida con poca devoción. Con la ventaja de que la Comunión Sacramental no puede recibirse más que una sola vez por día, y la Espiritual puede repetirse muchas veces.
     
  • Modo de hacerla

    No se prescribe ninguna fórmula determinada, ni es necesario recitar ninguna oración vocal. Basta un acto interior por el cual se desee recibir la Eucaristía. Es conveniente, sin embargo, que abarque tres actos distintos, aunque sea brevísimamente:

    a) Un acto de Fe, por el cual renovamos nuestra firme convicción de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Es excelente preparación para comulgar espiritual o sacramentalmente;

    b) Un acto de deseo de recibir sacramentalmente a Cristo y de unirse íntimamente con Él. En este deseo consiste formalmente la Comunión Espiritual;

    c) Una petición fervorosa, pidiendo al Señor que nos conceda espiritualmente los mismos frutos y gracias que nos otorgaría e l a Eucaristía realmente recibida.
     
  • Advertencias

    1) La Comunión Espiritual, como ya dijimos, puede repetirse muchas veces al día. Puede hacerse en la iglesia o fuera de ella, a cualquier hora del día o de la noche, antes o después de las comidas.

    2) Todos los que no comulgan sacramentalmente deberían hacerlo al menos espiritualmente, al oír la Santa Misa. El momento más oportuno es, naturalmente, aquel en que comulga el sacerdote.

    3) Los que están en pecado mortal deben hacer un acto previo de contrición, si quieren recibir el fruto de la Comunión Espiritual. De lo contrario, para nada les aprovecharía, y sería hasta una irreverencia, aunque no un sacrilegio.