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Se nos vá el autobús

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Se nos vá el autobús

Hace unos días saliendo del centro comercial y caminando hacia mi vehículo observe a una mujer y a una niña corriendo hacia la estación de autobuses que está al lado del estacionamiento. La niña iba adelante y la madre iba justo después de ella. Supe que la señora era la madre de la niña por que la pequeña gritaba en voz alta ¡vamos mamá…avanza corre! Los gritos de la pequeña llamaron mi atención. Vi a la señora estaba poniendo todo el esfuerzo que ella podía y que la niña tuvo que detenerse por unos segundos para que su mamá la alcanzara. Cuando estaban a punto de llegar al autobús pude escuchar una carcajada de parte de ambas. Finalmente lograron entrar al autobús que inmediatamente comenzó a moverse.

Observando la escena me causó alegría el poder ver que alcanzaron el autobús, pero no pude dejar de preguntarme cual hubiese sido mi reacción si ellas no lo hubiesen alcanzado. Estoy seguro de que hubiese sido muy triste ver esa escena. Al mismo tiempo no pude dejar de pensar y es la razón por la cual les comparto esta pequeña experiencia de que así mismo es la vida en este mundo.

Vivimos con mucha prisa. En este mundo se nos exige muchísimo. Con todas nuestras obligaciones y todas las cosas que tenemos que realizar todos los días se hace más y más cortos los días. La vida aquí en la tierra realmente no es tan larga. La edad promedio en la cual los seré humanos fallecen se encuentra entre los 75 y 85 años. Si lo miramos por décadas son tan solo 8 de ellas. Así que, en realidad, no es muy larga. Nosotros somos como un suspiro en el universo.

Cuando observaba a esta niña y a su mamá pensaba que a todos se nos está yendo el autobús de la vida. Jesus nos dice que nadie solo el Padre sabe el día y la hora. Sin importar que tengamos la más avanzada tecnología del mundo nadie puede predecir cuándo se nos va a ir el autobús.

Meditando en esta idea nos podemos dar cuenta de que tenemos que haber abordado el autobús antes de que se haya ido. Es en esta vida que alcanzamos el autobús; no en el momento que se nos ha ido.

Para mí el autobús es la santidad a la cual todos los cristianos estamos llamados a alcanzar y a vivir. Tenemos que tener mucha cautela cuando solo miramos la santidad como algo imposible de alcanzar que se nos dará en la otra vida; esta idea es completamente errónea. Todos los santos del cielo fueron santos aquí en la tierra primero. Fueron pecadores, pero supieron levantarse y dejar de caer en la tentación. Supieron volver a buscar de Cristo cuando cayeron. Oraban todo el tiempo y vivían todo lo que hacían hasta lo menos placentero con amor.

Nunca olvides que solo con la gracia del Espíritu Santo todo esto es posible. La santidad no la podemos alcanzar por nuestros méritos sino por los méritos de Jesucristo.

Así que hoy debo de mirar que cosas no me dejan alcanzar el autobús. Hoy tengo que dejar todo lo que me detiene y me aleja del autobús con destino al cielo.  Tal vez son las cosas que llevo en la mano. Todas estas cargas pesadas que no me dejan caminar. Todas las falsas prioridades que es puesto en mi vida en vez de ser Dios el primero en todo lo que hago. Tal vez son los vicios y las adicciones. Tal vez son las pasiones y debilidades. Hoy debo de buscar de la fuente que solo viene de Dios en su Santa Iglesia Católica (confesión y eucaristía) y abordar el autobús.

Recuerda que cada día se nos vá el autobús y tal vez al igual que la niña que tuvo que esperar por su madre antes de abordar el autobús, nosotros no estamos permitiendo que nuestra familia o seres queridos logren abordarlo porque ellos dependen de nosotros.

¿A quién estamos alejando del autobús con nuestras actitudes?

¿A quién podríamos ayudar a llegar el autobús?

Santa Maria Ora pro Nobis