En el catecismo de la Iglesia Católica numeral 2357 basándose en la Sagrada Escritura, presenta los actos homosexuales como actos de grave depravación, la tradición siempre ha declarado que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”. Son contrarios a la ley natural “.
En las notas del Catecismo de La Iglesia Católica para este pasaje, encontrará la cita de Romanos 1: 26-32. Este pasaje es importante para el Catecismo de San Juan Pablo II y sus enseñanzas sobre este pecado
Aquí está el pasaje en su totalidad: (Biblia de Jerusalén)
“Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; 27.igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío. 28.Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: 29.llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, 30.detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, 31.insensatos, desleales, desamorados, despiadados, 32.los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.”
Este pasaje está inspirado por el Espíritu Santo,la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. No es políticamente correcto, pero es tan cierto como Juan 3:16 (“Tanto amo Dios al mundo que envió a su único hijo…). Para el católico tibio que no acostumbra leer la palabra de Dios regularmente y mucho menos estudiarla tal vez estos versículos son desconocidos, la razón es porque ellos no se leen en la Santa Misa, pero debemos aceptarlos como “inspirado por Dios y útil para enseñar, para corregir y para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).
Tampoco debemos olvidar que la Iglesia Católica nos dice en el Catecismo lo siguiente:
2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con RESPETO, COMPASION y DELICADEZA. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la CASTIDAD. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.
El Catecismo nos hace ver que, junto al respeto a los homosexuales, se debe rechazar claramente el ejercicio de la homosexualidad:
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Genesis 19, 1-29; Romanos 1, 24-27; 1 Corintios 6, 10; 1 Timoteo 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
¡Santa Maria Ora Pro Nobis!
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