≡ Menu

No debes de darle nombre a tu Ángel Guardián

Suscribete
Suscribete
Siguenos
Twitter
Visit Us
Follow Me
RSS

Cuida tu fe y ten cuidado con las practicas (New Age) Nueva Era. Algunos católicos practican la devoción de dar nombres personales a sus ángeles guardianes. Sin embargo, la Santa Sede no permite esta práctica y la desalienta formalmente.

De acuerdo con el Directorio sobre Piedad Popular y Liturgia, 216 (bajo el título sobre Devoción a los Santos Ángeles): La práctica de asignar nombres a los Santos Ángeles debe ser desalentada, excepto en los casos de Gabriel, Rafael y Miguel cuyos nombres están contenidos en la Sagrada Escritura.

¿Cuál es la teología detrás de no nombrar a tu ángel guardián?

No podemos nombrar a nuestro Ángel Guardián porque nombrar a otro implica autoridad sobre el otro. Nombro a mis hijos y nombro a mis mascotas porque tengo autoridad sobre ellos. Sin embargo, mi Ángel Guardián está SOBRE mí en autoridad:

Por lo tanto, no tengo la autoridad para nombrar a mi ángel. Mi ángel no es mi mascota, en todo caso él es mi instructor y me ayuda a guiarme.

Cuando Dios le da un nuevo nombre a alguien (Abraham, Israel, Pedro), él está significando Su autoridad sobre él cuando esa persona actúa como Su vicegerente en Su nombre. En particular, Dios reveló los nombres de Jesús, María y Juan el Bautista a sus padres antes de que nacieran para mostrar su autoridad especial en la redención humana.

Actualmente se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden “angelitos” de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres. Hay que tener cuidado al comprar estos materiales, pues muchas veces dan a los ángeles atribuciones que no le corresponden y los elevan a un lugar de semi-dioses, los convierten en “amuletos” que hacen caer en la idolatría, o crean confusiones entre las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses. No son lo único que nos puede acercar a Dios ni podemos reducir toda la enseñanza de la Iglesia a éstos. No hay que olvidar los mandamientos de Dios, los mandamientos de la Iglesia, los sacramentos, la oración, y otros medios que nos ayudan a vivir cerca de Dios.

En Cristo, Luis Roman

¡Santa Maria Ora Pro Nobis!

  • Fuente: Catecismo de la Iglesia Católica
  •   Taylor Marshall.com