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¿Qué es la Violencia Domestica? ¿Qué tenemos que hacer los católicos al respecto?

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La Violencia Familiar en los Estados Unidos

  • Un estimado de 3 a 4 millones de mujeres en los Estados Unidos son maltratadas cada año por sus esposos o parejas. *
  • Aproximadamente el 37 por ciento de las pacientes obstétricas – de cualquier raza, clase, y tipo de educación – reportan que son abusadas físicamente cuando están embarazadas. *
  • Más del 50 por ciento de las mujeres asesinadas en los Estados Unidos son asesinadas por sus parejas o ex-parejas. *
  • En 1987, 375,000 mujeres y niños maltratados fueron atendidos por albergues y casas de refugio, pero los albergues solamente pueden aceptar un 60 por ciento de aquellos que necesitan ayuda. **

*Revista de la Asociación Médica Americana.
**Reporte Nacional de la Salud de la Mujer.

¿Qué constituye violencia? 
Actos de agresión Física, psicológica o verbal.

  • Verbal y psicológica

Destruye la autoestima mediante críticas, desprecios, abandono o insultos; no tiene heridas físicas que mostrar al mundo para poder pedir ayuda. Sucede antes del abuso físico

  • Cuando a la mujer se le coacciona para que aborte (lo cual constituye violencia también contra una criatura inocente que no ha nacido), utilice peligrosos anticonceptivos y abortivos o se practique la dañina esterilización; todos estos también constituyen actos de violencia.

¿Por qué permanecen muchas mujeres en una relación abusiva?

  • Piensan que no es lo suficientemente grave
  • temen que no les creerán si denuncian al abusador,
  • tienen miedo a las represalias por parte del agresor
  • temen enfrentar la vida solas o simplemente no tienen los medios para hacerlo.
  • alguien que la víctima respeta le dice que debe permanecer en esa relación abusiva “por el bien de sus hijos”.
  • En el caso de la mujer del alcohólico o drogadicto, ella es una codependiente de su esposo o “compañero” y la codependencia es una enfermedad emocional que requiere tratamiento de un psicólogo o psiquiatra. Todas estas mujeres tienen en común una baja autoestima y una incapacidad para poner límites porque vienen arrastrando problemas emocionales desde su niñez. A menudo la raíz de la violencia doméstica tanto para las víctimas como para sus victimarios, es el vacío afectivo. O sea, la falta de amor y atención en su niñez.

La violencia doméstica es una enfermedad contagiosa 

  • Un cónyuge maltrata al otro, es común el maltrato a los niños. Constituye violencia a los niños los fuertes golpes, también gritarles, menospreciarlos, castigarlos excesivamente o negarles la atención, la aceptación y el amor que son tan imprescindibles para su desarrollo emocional y social.
  • También es un acto de violencia en el caso de los padres divorciados, el hablar mal del ex-cónyuge delante de los hijos o utilizarlos para hacerle daño al otro.
  • La victima está tan enfrascada en defenderse que a menudo no puede darse cuenta del daño que también están sufriendo sus hijos. A veces permite hasta los maltratos físicos o verbales a éstos por parte del padre o padrastro, porque se siente incapaz de detenerlos ni siquiera en lo que respecta a sí misma.
  • Puede sucederles a personas que se consideran religiosas, porque se trata de una enfermedad psicológica que debe ser tratada. Todos los que están involucrados en la violencia están enfermos y necesitan ayuda.
  • No se les hace ningún favor al ayudarle a mantener este horrible secreto. Se les debe motivar a obtener ayuda de un sacerdote o pastor y/o un psicólogo.
  • El continuar permitiendo este tipo de abuso tiene graves consecuencias sobre todo para los niños, muchas de las cuales sólo se manifestarán pasados muchos años. Los niños que crecen en hogares violentos tienen una gran probabilidad de ser criminales en el futuro.

¿Qué puede hacer la víctima si su cónyugue rehusa buscar ayuda o aceptarla?

Cuando los esfuerzos para resolver la situación fracasan, el ataque físico continúa y la salud física y mental de la mujer (o del hombre si ésta es la agresora) está seriamente afectada, la víctima tiene el derecho y el deber de escapar y buscar refugio con su familia, amistades, o en refugios especiales en la ciudad en que vive. La voluntad de Dios no es que permanezca en una situación de maltrato físico o emocional, sino que busque ayuda tanto para sí misma como para sus hijos y su victimario.

Según el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica: “Si uno de los cónyugues pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la prole, o de otro modo hace demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo legítimo para separarse, con autorización del Ordinario del lugar, y si la demora implica un peligro, también por autoridad propia. Al cesar la causa de la separación, se ha de restablecer siempre la convivencia conyugal, a no ser que la autoridad eclesiástica determine otra cosa.” (No.1153)

¿Entonces la Iglesia acepta el divorcio? 

Por supuesto que no. La separación física no equivale al divorcio. El vínculo conyugal válidamente contraído en la Iglesia Católica es indisoluble. La persona no puede contraer nuevas nupcias, a no ser que dicho matrimonio haya sido declarado nulo por la legítima autoridad de la Iglesia. La separación física bajo esas circunstancias no es un pecado, sino un derecho legítimo que tiene la víctima para consigo misma y con sus hijos. Toda persona como hija de Dios tiene derecho a que se le respete su vida y su dignidad.

CIC 1659 San Pablo dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia […]Gran misterio es éste, lo digo con respecto a Cristo y la Iglesia” (Ef 5,25.32).

Mensaje A los Hombres que Abusan

  • Tenga el coraje de ver honestamente su comportamiento en la casa y especialmente hacia su mujer. Comience a creer que usted puede cambiar su conducta.
  • Tenga conciencia de que usted es el causante del abuso; no es su mujer la culpable. No busque excusas para la agresión.
  • Tenga la disposición de buscar ayuda. Hable con alguien que usted crea que pueda ayudarlo. Póngase en contacto con las organizaciones de las Caridades Católicas o refugios de su área para ver el nombre del programa para agresores que adoptará.
  • Mantenga todo el tiempo en su mente que la Iglesia está ahí para ayudarle.
  • Encuentre otras formas alternativas de reaccionar cuando se sienta enojado o frustrado. Hable con otros hombres que hayan atravesado por conducta agresiva y la hayan superado. Entérese de lo que hicieron en esos casos y cómo lo hicieron.

Oremos El Salmo 31 por las victimas (hombres, mujeres y niños) que están atravesando por situaciones de abuso.

“Señor, ten compasión de mí, pues estoy entre angustias;
mis ojos mi alma y mi cuerpo languidecen de tristeza. Mis enemigos hacen burla de mí,
mis vecinos se horrorizan y mis conocidos se espantan de mí. Si me ven en la calle se alejan de mí (…) Soy como el objeto gastado y olvidado . . .Pero yo, Señor, confío en ti,
recuerdo que “tú eres mi Dios.” (Salmo 31:10-15)

San Juan Pablo II, “Tanto el hombre como la mujer, son seres humanos en el mismo grado.”

En Cristo; Luis Roman

Santa Maria ora pro nobis

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