Les comparto el salmo número 6. Es una oración poderosa al Señor, por ayuda en las pruebas y en las tentaciones. Es una oración que le pide al Señor, compasión por estar enfermo y no poder sostenerte con tus propias fuerzas.
Hay momentos en nuestras vidas, que por nuestras debilidades, hacemos las cosas que no debemos y nos impide realizar las necesarias para mantenernos en comunión con el Señor.
Dice el salmo 6 “Señor no me reprendas en tu ira, ni me castigues” afirmando que ya caímos en la tentación. Son tantas las lágrimas derramadas, porque reconocemos nuestros errores, pero también ahora es muy obvio, quienes son nuestros enemigos. Y así continua la oración “Aléjense de mi ustedes malvados, porque el Señor oyó la voz de mi llanto”
Los enemigos son las tentaciones, tendencias y nuestras debilidades, que nos hacen caer en el pecado. Estos enemigos no tienen compasión de nosotros, pero el Señor, sí la tiene; Él atiende nuestras suplicas y hace que todos nuestros enemigos se confundan y corran de vergüenza.
Salmo 6
“Señor, no me reprendas en tu ira, ni me castigues si estás enojado. Ten compasión de mí que estoy sin fuerzas; sáname pues no puedo sostenerme. Aquí estoy sumamente perturbado, y tú, Señor, ¿hasta cuándo?… Vuélvete a mí, Señor, salva mi vida, y líbrame por tu gran compasión. Pues, ¿quién se acordará de ti entre los muertos? ¿Quién te alabará donde reina la muerte? Extenuado estoy de tanto gemir, cada noche empapo mi cama y con mis lágrimas inundo mi lecho. Mis ojos se consumen de tristeza, he envejecido al ver tantos enemigos. Aléjense de mí, ustedes malvados, porque el Señor oyó la voz de mi llanto. El Señor atendió mi súplica, el Señor recogió mi oración. ¡Que todos mis contrarios se confundan, y no puedan reponerse, que en un instante se corran, llenos de vergüenza!”
Rézalo todos los días
En Cristo; Luis Roman
Santa Maria ora pro nobis