En los Estados Unidos y en algunas partes del mundo se celebra el día De Acción de Gracias todos los cuartos jueves del mes de noviembre. Esta festividad que no en su esencia católica evoca el dar gracias a Dios. La fiesta tiene raíces cristianas e históricas y aunque en el mundo moderno se ha convertido más en un día de comer pavo y ver futbol; sigue siendo un día donde se invita a dar gracias a Dios por todo lo que tenemos.
A todos se nos hace muy fácil pedir a Dios. La oración de petición nunca se nos olvidas, pero estamos llamados también a ser agradecidos y a dar gracias todo el tiempo. No tan solo por lo que es bueno sino también por lo que no es tan bueno. Debemos entender y creer que la Providencia de Dios utiliza todo lo que sucede en el mundo, que es consecuencia de los actos libres de la humanidad, para el bien de los que lo aman (Romanos 8:28).
Además, la acción de gracias nos recuerda el debido orden de la naturaleza como Dios la creó. Nosotros no podemos darnos créditos y pensar que solo por nuestros esfuerzos, hemos conseguido todo lo que tenemos; ya que Dios es quien determina si tu vida continua un segundo más o se termina en un segundo. El hecho de estar vivos es suficiente para dar gracias a Dios.
El catecismo de la Iglesia católica nos dice lo siguiente:
2637 La acción de gracias caracteriza la oración de la Iglesia que, al celebrar la Eucaristía, manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es. En efecto, en la obra de salvación, Cristo libera a la creación del pecado y de la muerte para consagrarla de nuevo y devolverla al Padre, para su gloria. La acción de gracias de los miembros del Cuerpo participa de la de su Cabeza.
2638 Al igual que en la oración de petición, todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias. Las cartas de san Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de gracias, y el Señor Jesús siempre está presente en ella. “En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros” (1 Ts 5, 18). “Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4, 2).
2648 Toda alegría y toda pena, todo acontecimiento y toda necesidad pueden ser motivo de oración de gracias, la cual, participando de la de Cristo, debe llenar la vida entera: “En todo dad gracias” (1 Ts 5, 18).
En Cristo; Luis Roman
Santa Maria ora pro nobis