En este tiempo de Adviento que está por concluir debemos de observar que cosas roban nuestro gozo y alegría en el Señor. No me refiero a las alegrías pasajeras, por algún bien material o por una situación buena que este sucediendo en tu vida. Estoy hablando de esa alegría y de ese gozo, que solo el Señor puede proveer. Es un gozo que no está condicionado por lo exterior, sino que viene de quien vive en tu interior.
San Pablo nos llama templos del Espíritu Santo (1 corintios 3:16) porque ya no somos nosotros sino quien vive en nosotros (Gálatas 2:20)
En la carta a los Filipenses 4:8-9 san Pablo nos dice: “Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble,justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso; en todos los valores morales que merecen alabanza. Pongan en práctica todo lo que han aprendido, recibido y oído de mí, todo lo que me han visto hacer, y el Dios de la paz estará con ustedes”
Para poder tener el gozo y alegría que solo viene de Dios, debemos de estar en armonía con él y con sus mandatos. El pecado nos coloca en enemistad con Dios y nos trae la tristeza y el desánimo. El domingo pasado la Iglesia nos invitaba a estar alegres, porque la venida del Señor está cerca. El pecado no nos permite disfrutar de este gozo por la venida del Señor.
El salmo 51 nos muestra a David arrepentido después que el profeta Natán le visitó, cuando ya él se había unido a Besabe de una manera errónea y pecaminosa. Betsabe era la esposa de Urías, a quien el rey David prácticamente hizo matar, después que se había obsesionado con Betsabe quien ya era esposa de este.
En su oración de arrepentimiento y dolor, David le pide a Dios; devuélveme el son del gozo y la alegría. Por culpa del pecado David ya no tenía gozo y alegría. Aquí les dejo el salmo 51.
“1. Del maestro de coro. Salmo. De David.
2.Cuando el profeta Natán le visitó después que aquélse había unido a Betsabé.
3.Tenme piedad, oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito,
4.lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame.
5.Pues mi delito yo lo reconozco, mi pecado sin cesar está ante mí;
6.contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí. Por que aparezca tu justicia cuando hablas y tu victoria cuando juzgas.
7.Mira que en culpa ya nací, pecador me concibió mi madre.
8.Mas tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la subiduría.
9.Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
10.Devuélveme el son del gozo y la alegría, exulten los huesos que machacaste tú.
11.Retira tu faz de mis pecados, borra todas mis culpas.
12.Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva;
13.no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu.
14.Vuélveme la alegría de tu salvación, y en espíritu generoso afiánzame;
15.enseñaré a los rebeldes tus caminos, y los pecadores volverán a ti.
16.Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia;
17.abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
18.Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
19.El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
20.¡Favorece a Sión en tu benevolencia, reconstruye las murallas de Jerusalén!
21.Entonces te agradarán los sacrificios justos, -holocausto y oblación entera – se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.”
Hoy mismo busca en tu parroquia los horarios para que así puedas hacer una buena confesión. Te aseguro que cuando pongas todo en orden con Dios y en tu vida; el gozo y la alegría que se te han sido robados serán recuperados.
¿Que estas esperando? Jesus te espera en el confesionario con los brazos abiertos.
En Cristo, Luis Roman
Santa Maria ora pro nobis