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¿Por qué decimos LÍBRANOS DEL MAL y no DE LOS MALES?

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  • ¿Por qué decimos LÍBRANOS DEL MAL y no DE LOS MALES? – Decimos: Líbranos del mal y no de los males porque no hemos de desear estar exentos de todos los males de esta vida, sino solamente de los que no convienen a nuestra alma, y por esto pedimos nos libre Dios del mal en general; a saber, de todo lo que prevé que es mal para nosotros.
  • ¿Es lícito pedir que nos libre Dios de algún mal particular, por ejemplo, de una enfermedad? – Si, señor; es lícito pedir a Dios nos libre de algún mal particular, pero siempre remitiéndonos a su voluntad, ya que puede ordenar aquella misma tribulación para provecho de nuestra alma.
  • ¿De qué sirven las tribulaciones que Dios nos envía? – Las tribulaciones nos ayudan a hacer penitencia de nuestras culpas, a ejercitar las virtudes y, sobre todo, a imitar a Jesucristo, nuestra cabeza, a la cual es justo nos conformemos en los padecimientos si queremos tener parte en su gloria.

En conclusión podemos decir, que por el mal uso de la libertad que Dios nos ha dado, la humanidad no deja de vivir los males de las decisiones hechas por cada individuo. Éstas afectan a toda la humanidad.

 A la mujer le dijo: «Multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos y darás a luz a tus hijos con dolor. Siempre te hará falta un hombre, y él te dominará.” Génesis 3:16

“Con el sudor de tu frente comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Sepas que eres polvo y al polvo volverás” Génesis 3:19

Éstos versículos no describen un castigo de parte de Dios por no hacer lo ordenado por Él; al contrario, ellos describen las consecuencias de las acciones de Adán y Eva. Su decisión de decidir lo que es bueno y malo, afectó a toda la humanidad para siempre.

Así que pedir para que los males ordinario que la vida nos brinda desaparezcan, no es muy certero, porque como nos da entender el Génesis; la humanidad ya no vive en el Edén. La Tierra es un lugar marcado por el pecado y ninguno está exento de sentir esto males. No olvidemos, que estos males nos ayudan a hacer penitencia de nuestras culpas, a ejercitar las virtudes y, sobre todo, a imitar a Jesucristo.

Nuestro Señor nos dice; “Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.” Mateo 6:38. Así que seguiremos teniendo problemas y estos estarán presente cada dia.

Cristo nos abrió las puertas del cielo, para que así podamos volver a vivir la vida eterna que nuestros padres rechazaron. Si seguimos el camino de la Cruz, podremos alcanzar la gloria prometida. La Cruz, NO nos libra de los males ordinarios de la vida, pero SÍ nos libra del mal que nos impide obtener la santidad.

En Cristo, Luis Roman

Santa María ora pro nobis

Recurso: CATECISMO MAYOR Prescrito por San Pío X el 15 de julio de 1905 Edición de 1973.