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¿De que sirvió el Bautismo del Señor si Él no tenía pecado?

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El Domingo después de la Epifanía celebramos el Bautismo del Señor. Este evento nos muestra y nos manifiesta a la Santísima Trinidad. Así nos lo relata el evangelio.

La Iglesia nos enseña que la manifestación del Señor, es revelada de tres maneras:

  • en el pesebre al nacer cuando los reyes lo adoraron,
  • en el bautismo efectuado por Juan
  • y en las bodas de Cana donde el mismo Jesus realiza su primer milagro.

Estos eventos nos manifiestan quien es Nuestro Señor Jesucristo.

Debemos entender que el Bautismo de Juan y el Bautismo que recibimos todos los cristianos, NO son lo mismo.

El de Juan es con agua y es exterior. Él mismo dice que es un signo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados.

El Bautismo que nos ofrece o que pide Jesus, es con Espíritu Santo para la renovación interior, que nos hace “partícipes de la naturaleza divina” y miembros del cuerpo místico de Cristo o sea la Iglesia

“No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia…” Así dijo Juan para enfatizar el contraste entre él y Jesús.

Jesus no necesitaba ser Bautizado, porque Él no tenía pecado y tampoco tenía que arrepentirse de sus acciones, pero Él se pone en la fila de los pecadores y se somete también a un bautismo de penitencia. Las Escrituras nos dicen, que Él se ha hecho semejante a nosotros en todo (2 Corintios 5:21), y por eso no se avergüenza de colocarse con los pecadores. Esta acción sirve de preámbulo y nos recuerda que Él tomó sobre sus hombros nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente, y no le dio vergüenza porque su amor es infinitamente inmenso. Definitivamente nadie nos ama como Jesus.

San Ambrosio dijo Cual fuese la causa por qué Jesucristo quiso ser bautizado, lo especifica el mismo Señor diciendo: “Así debemos cumplir toda justicia” (Mt 3,15) ¿Y qué es sino justicia hacer primero uno lo que quiere que otro haga, exhortándolo con su ejemplo? Por tanto, que ninguno se niegue a recibir el bautismo de la gracia, puesto que Jesucristo no se negó a recibir el bautismo de la penitencia.

Que ojalá podamos meditar hoy en el regalo del sacramento del Bautismo y no olvidemos que gracias a este sacramento somos hijos de Dios (Juan 1:12).

En Cristo, Luis Roman.

Santa María ora pro nobis