Las Escrituras nos enseñan a no amar al mundo (bienes materiales), a no satisfacer los deseos de la carne y a luchar contra el demonio.
Los enemigos del alma son esos tres: el Mundo, el Demonio y la Carne. Éstos tres son los enemigos del alma, porque nos llevan a desobedecer a Dios.
1.- Mundo:
- Tener mucho dinero e idolatrarlo
- Darle al cuerpo todos los gustos que quiera
- Querer obtener muchos honores, mucha fama y muy altos puestos
Para derrotar al mundo debes de:
- Amar a Dios y cumplir sus mandamientos
- Amar al prójimo y tratarlo como deseamos que nos traten a nosotros
- Perfeccionarse a sí mismo lo más posible
2.- Demonio:
¿Quién es el demonio? El demonio es un ángel creado por Dios, que, por haberse rebelado contra el mismo Dios, fue lanzado a los infiernos con otros muchos que llamamos demonios.
- El Diablo, acusa, tienta, engaña y miente en su lucha contra el cristiano. Él trabaja a través de sus adeptos, el mundo y la carne. El Diablo usa el mundo y la carne para causar el mayor daño al pueblo de Dios, para obstaculizar el progreso de lo correcto, para los cristianos, parar la proclamación del de la buena nueva y debilitar todo lo que favorece el Reino de Dios.
Vencemos al demonio:
- con oración,
- con fe,
- con sacrificios
- y rechazando todo lo malo.
Pero sobre todo al demonio se le domina con la humildad. Como él, es tan soberbio, huye de los humildes. Es por esto que detesta a la Virgen Maria, porque además de ser la Madre de Dios, ella se sometió completamente al Señor siendo el ejemplo perfecto de humildad.
3.- Carne:
Dios nos dio el placer al comer, para no morir de hambre, en el dormir para que el cuerpo descanse, y placer en el sexo, para que podamos procrear. El placer es solamente un estímulo, no es el fin, el problema está en que perseguimos el estímulo en las cosas y no el fin.
“yo no le tengo tanto miedo al demonio, al mundo le tengo más miedo, pero nuestro peor enemigo es nuestra propia Carne”.
San Agustín
Vencemos la carne:
- No dando consentimiento a las tentaciones impuras. No es pecado tener tentaciones, el pecado radica en consentirlas. Dios las permite para darnos ocasión de aumentar nuestros méritos y premio en el cielo al luchar contra ellas para demostrarle a Dios que lo amamos a Él, antes que nada. (catecismo Mayor Pio X)
- confesándonos,
- comulgando,
- asistiendo a la Santa Misa,
- evitando las ocasiones de pecar,
- evitando las amistades peligrosas,
- pensando en el Juicio y la Eternidad que nos esperan,
- y haciendo sacrificios.
En Cristo, Luis Roman
Santa María ora pro nobis
Recursos:
- Catecismo de la Doctrina Cristiana Compuesto originalmente por el padre Gaspar Astete de la Compañía de Jesús, Publicado en 1599.
- Catecismo Mayor Pio X publicado en 1905