En Marcos 3:1-6 se nos muestra a un Jesús enojado, sanando a un hombre con una mano paralizada. Al enojo o ira de Dios se le llama “ira divina” y muestra la pasión de Dios por arreglar las cosas. Dios no cambia de estados emocionales o cae en el mal humor. Dios quiere establecer justicia en la tierra y se mantiene al margen de aquellas fuerzas opuestas a su plan. Esto es exactamente lo que Jesús hace con los Fariseos.
El tema en el Evangelio de Marcos capítulo 3, está referido a la idea de la justicia.
“Después les preguntó: «¿Qué nos permite la Ley hacer en día sábado? ¿Hacer el bien o hacer daño? ¿Salvar una vida o matar?» Pero ellos se quedaron callados. Entonces Jesús paseó sobre ellos su mirada, enojado y muy apenado por su ceguera, y dijo al hombre: «Extiende la mano.» El paralítico la extendió y su mano quedó sana”
Plato define la justicia como el otorgar a cada uno lo que le corresponde. Significa hacer lo correcto. Dicho de modo negativo, es no hacer trampa, no aprovechar, no negarle a alguien sus derechos.
Jesús dice: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”. (Mateo5:6)
En el Catecismo de la Iglesia Católica numeral 1836 dice: La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.
Jesus hizo, lo que es debido con el Paralitico. Siendo Dios, él lo hace perfectamente. Me refiero a que lo hizo, cuando debía, en donde debía y en la forma correcta. El evangelio de Marcos nos dice que era sábado. Jesus por ser Dios hecho hombre, no está sujeto a la ley y no podemos pensar que él quiso desobedecer, para mostrarnos que el bien está por encima de la religión, porque esto sería una contradicción (ver Mateo 5:17). Dios no puede revelarse contra el mismo y la religión existe para el bien mayor, que es la santidad o sea la unidad con Dios. Así que lo que nos muestra Jesus, es la manera apropiada de practicar el Sabbat (día de descanso dedicado a Dios). La mejor manera es practicando y ejercitando la justicia. La justicia debe ser practicada todo el tiempo y todos los días. Jesus nos muestra también, que debemos practicarla cuando descansamos o cuando parece que no es debido, porque todo momento es perfecto para hacer el bien que va dirigido a Dios.
Nunca olvidemos, que la plenitud de la justicia divina será establecida y pagada debidamente en el juicio final; que será para todos. Pero en el presente y mientras estamos vivos, podemos ser reflejo de esa justicia que estar por venir, brindando a todos lo que le corresponde. Pidamos a Dios que nos ilumine para que seamos como San Jose “justos” (Mateo1:19).
En Cristo; Luis Roman
Santa María ora pro nobis