«A todos los fieles, en especial a los que mandan o tienen cargo de enseñar, suplicamos encarecidamente por las entrañas de Jesucristo, y aun les mandamos con la autoridad del mismo Dios y Salvador nuestro, que trabajen con empeño y cuidado en alejar y desterrar de la Santa Iglesia estos errores. »
(«Concilio Vaticano. Const.» «Dei Filius». «IV Can. 3.°»). :
Los errores condenados por la Iglesia son los siguientes:
• El primero, Materialismo.
CIC 2124 El nombre de ateísmo abarca fenómenos muy diversos. Una forma frecuente del mismo es el materialismo práctico, que limita sus necesidades y sus ambiciones al espacio y al tiempo. El humanismo ateo considera falsamente que el hombre es “el fin de sí mismo, el único artífice y demiurgo único de su propia historia” (GS 20, 1). Otra forma del ateísmo contemporáneo espera la liberación del hombre de una liberación económica y social para la que “la religión, por su propia naturaleza, constituiría un obstáculo, porque, al orientar la esperanza del hombre hacia una vida futura ilusoria, lo apartaría de la construcción de la ciudad terrena” (GS 20, 2).
• El segundo, Darvinismo.
“El Magisterio de la Iglesia no prohíbe que, según el estado actual de las ciencias y de la sagrada teología, se trate en las investigaciones y disputas de los entendidos en uno y otro campo, de la doctrina del ‘evolucionismo’, en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva y preexistente –pues las almas nos manda la fe católica sostener que son creadas inmediatamente por Dios” (PÍO XII, Humani Generis, 1950, DS 3896; cf. E. DENZINGER, El magisterio de la Iglesia, Herder, Barcelona 1963, nº 2327).
• El tercero, Ateísmo.
CIC 2125 En cuanto rechaza o niega la existencia de Dios, el ateísmo es un pecado contra la virtud de la religión (cf Rm 1, 18). La imputabilidad de esta falta puede quedar ampliamente disminuida en virtud de las intenciones y de las circunstancias. En la génesis y difusión del ateísmo “puede corresponder a los creyentes una parte no pequeña; en cuanto que, por descuido en la educación para la fe, por una exposición falsificada de la doctrina, o también por los defectos de su vida religiosa, moral y social, puede decirse que han velado el verdadero rostro de Dios y de la religión, más que revelarlo” (GS 19, 3).
• El cuarto, Panteísmo. Lo explicaremos con el quinto.
• El quinto, Deísmo.
CIC Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios, o que el devenir del mundo es el devenir de Dios (panteísmo); otros han dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella ; otros han afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente (dualismo, maniqueísmo); según algunas de estas concepciones, el mundo (al menos el mundo material) sería malo, producto de una caída, y por tanto que se ha de rechazar y superar (gnosis); otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una vez hecho, lo habría abandonado a él mismo (deísmo); otros, finalmente, no aceptan ningún origen transcendente del mundo, sino que ven en él el puro juego de una materia que ha existido siempre (materialismo). Todas estas tentativas dan testimonio de la permanencia y de la universalidad de la cuestión de los orígenes. Esta búsqueda es inherente al hombre.
CIC286 La inteligencia humana puede ciertamente encontrar por sí misma una respuesta a la cuestión de los orígenes. En efecto, la existencia de Dios Creador puede ser conocida con certeza por sus obras gracias a la luz de la razón humana (cf. Concilio Vaticano I: DS, 3026), aunque este conocimiento es con frecuencia oscurecido y desfigurado por el error. Por eso la fe viene a confirmar y a esclarecer la razón para la justa inteligencia de esta verdad: “Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece” (Hb 11,3).
• El sexto, Racionalismo.
El Catecismo de la Iglesia Católica, fiel a la doctrina de los Concilios Vaticano I y Vaticano II, nos recuerda que “la Iglesia enseña que el Dios único y verdadero, nuestro Creador y Señor, puede ser conocido con certeza por sus obras, gracias a la luz natural de la razón humana” (n. 47).
A la pregunta de si la razón humana puede conocer a Dios, la doctrina católica da una respuesta decidida: sí, el ser humano, con la sola luz natural de la razón, es capaz de conocer la existencia de Dios y algunos de sus atributos. Es capaz de probar la existencia de Dios con argumentos racionales.
• El séptimo, Protestantismo.
CIC 813 La Iglesia es una debido a su origen: “El modelo y principio supremo de este misterio es la unidad de un solo Dios Padre e Hijo en el Espíritu Santo, en la Trinidad de personas” (UR2). La Iglesia es una debido a su Fundador: “Pues el mismo Hijo encarnado […] por su cruz reconcilió a todos los hombres con Dios […] restituyendo la unidad de todos en un solo pueblo y en un solo cuerpo” (GS 78, 3). La Iglesia es una debido a su “alma”: “El Espíritu Santo que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia, realiza esa admirable comunión de fieles y une a todos en Cristo tan íntimamente que es el Principio de la unidad de la Iglesia” (UR 2). Por tanto, pertenece a la esencia misma de la Iglesia ser una:
«¡Qué sorprendente misterio! Hay un solo Padre del universo, un solo Logos del universo y también un solo Espíritu Santo, idéntico en todas partes; hay también una sola virgen hecha madre, y me gusta llamarla Iglesia» (Clemente de Alejandría, Paedagogus 1, 6, 42).
• El octavo, Socialismo. Lo explicaremos junto con el noveno
• El noveno, Comunismo.
CIC 2425 La Iglesia ha rechazado las ideologías totalitarias y ateas asociadas en los tiempos modernos al “comunismo” o “socialismo”. Por otra parte, ha rechazado en la práctica del “capitalismo” el individualismo y la primacía absoluta de la ley de mercado sobre el trabajo humano (cf CA 10. 13. 44). La regulación de la economía por la sola planificación centralizada pervierte en su base los vínculos sociales; su regulación únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social, porque “existen numerosas necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado” (CA 34). Es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y con vistas al bien común.
• El décimo, Sindicalismo.
La iglesia tuvo sus prevenciones sobre el sindicato, en el principio; compresible ya que era un fenómeno nuevo que surge de la cuestión social planteada por la revolución industrial. Mas tarde se alarmo debido a la influencia y la atracción del comunismo sobre la clase trabajadora; intentó crear sindicatosde signos cristianos que defendiendo sus intereses no perjudicaran a la empresa orientándose a la D.S.I.
• El undécimo, Liberalismo.
Es la doctrina que prescinde de Dios en todas las manifestaciones de la actividad humana. El liberalismo es una doctrina religiosa, social y política, que tiende a separar de Dios al individuo, a la familia y a las naciones.
¿En qué consiste principalmente el liberalismo religioso?En negar el orden sobrenatural.
¿Y el liberalismo moderado? En no ocuparse de ese orden.
¿En qué consiste principalmente el liberalismo social? En retrogradar diecinueve siglos, suprimiendo la civilización cristiana, para volver a la civilización del paganismo.
• El duodécimo, Modernismo.
El
Papa San Pío X para combatir los errores del modernismo decidió que todos los
clérigos y profesores de filosofía y teología debían realizar de forma pública
un juramento antimodernista, que rechaza solemnemente los principales puntos de
la herejía modernista. Una parte de este antiguo pero importante juramento decía:
“Recibo sinceramente la doctrina de la fe que los Padres ortodoxos nos
han transmitido de los Apóstoles, siempre con el mismo sentido y la misma
interpretación. Por esto rechazo absolutamente la suposición
herética de la evolución de los dogmas, según la cual estos dogmas cambiarían
de sentido para recibir uno diferente del que les ha dado la Iglesia en un
principio.Igualmente, repruebo todo error que consista en sustituir el
depósito divino confiado a la esposa de Cristo y a su vigilante custodia, por
una ficción filosófica o una creación de la conciencia humana, la cual, formada
poco a poco por el esfuerzo de los hombres, sería susceptible en el futuro de
un progreso indefinido”(152).
• El décimo tercio, Laicismo.
Las doctrinas laicistas negativas más radicales pretenden prohibir que haya símbolos o manifestaciones religiosas públicas, como crucifijos o procesiones, o que las autoridades públicas asistan a ceremonias religiosas como bendiciones de edificios o Misas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos promulgada por las Naciones Unidas en 1948 garantiza en su artículo 18 a todas las personas la “libertad de manifestar su religión o creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado”. Los poderes públicos deben garantizar, por lo tanto, el derecho de los creyentes a manifestar sus convicciones religiosas en público. Los creyentes tienen el derecho a organizar procesiones, a colocar cruces en lugares a la vista del público, etc. No sería razonable que se pudieran organizar manifestaciones políticas en las ciudades o que se pudieran colocar emblemas de partidos políticos o de sindicatos en la calle, y que se negaran los mismos derechos a los creyentes porque son símbolos religiosos.
• El, décimo cuarto; la Masonería.
Declaración sobre las Asociaciones Masónicas, Quaesitum est… de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.26 de noviembre, 1983. Fuente: vaticano
Se ha cuestionado sobre si ha habido algún cambio en la decisión de la Iglesia en respecto a las asociaciones masónicas ya que el Código de Ley Canónica, a diferencia del anterior, no las menciona expresamente. Esta sagrada congregación está en posición de responder que esta circunstancia se debe al criterio editorial que se siguió también en el caso de otras asociaciones que tampoco se mencionaron en cuanto que están contenidas en categorías más amplias.
Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas se mantiene sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia (“earum principia semper iconciliabilia habita sunt cum Ecclesiae doctrina”) y por lo tanto se continúa prohibiendo ser miembro de ellas.
Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la Santa Comunión. No está en la competencia de las autoridades eclesiales locales el impartir un juicio sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas que implicase una derogación de lo que se ha decidido arriba, y esto en línea con la declaración de esta sagrada congregación promulgada el 17 de febrero de 1981 (1).
En una audiencia concedida al subscrito cardenal prefecto, el Supremo Pontífice Juan Pablo II, aprobó y ordenó la publicación de esta declaración que ha sido decidida en una reunión ordinaria de esta sagrada congregación.
Cardenal José Ratñinger, prefecto. Futuro Papa
Benedicto XVI
Padre Jerome Hamer, O.P., Titular Arzobispo de Lorium, Secretario.
(Traducción no oficial -SCTJM).
Recursos:
- CIC Catecismo de la Iglesia Catolica
- Catecismo de la Doctrina Cristiana Compuesto originalmente por el padre Gaspar Astete de la Compañía de Jesús, Publicado en 1599.
- Catecismo Mayor Pio X publicado en 1905
- CATECISMO SOBRE EL LIBERALISMO (R. P. RAMÓN VALLE)
- Info católica Daniel Iglesias
- Pedro María Reyes Vizcaíno Info catolica ¿Qué es el laicismo?