Los cristianos creemos en un Dios que es bondad, amor y misericordia. Un Dios que es verdad, justicia y compasión. La idea de que Dios podría causar un mal, para obtener un bien o poder hacer su voluntad es incorrecta y se podría decir que es blasfemia. Todo lo que hace Dios es bueno y Él no necesita de nada y de nadie para que su voluntad se realice. Observa el relato de la creación en el libro del Génesis. ¡Dios hizo todo de la nada!
Respecto a los eventos relacionados a Judas, es muy común ver malas interpretaciones; ya que solo se observa la historia de la traición como un evento aislado y no se observa en el contexto Bíblico apropiado.
Jesus predice su muerte múltiples veces (ver Lucas 9: 43-45, Lucas 9:22, Lucas 17:25) y deja saber, que Él es quien entrega su vida y que nadie tiene el poder de quitársela (Juan 10:18). Esta afirmación tiene sentido porque Jesus es Dios y nadie está por encima de Dios.
Su muerte en la cruz fue anunciada por el mismo múltiples veces antes de que Judas conspirara contra Él.
El evangelio de Lucas 22:3-4 enfatiza lo siguiente “entonces Satanás entro en Judas llamado Iscariote, que pertenecía a los doce y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo se lo entregaría…” Si vamos a darle crédito a alguien por las acciones de Judas, esa persona no puede ser Dios. Basado en el evangelio las acciones de Judas fueron consecuencias de la tentación propuesta por el mismo Satanás y fueron consecuencias de las decisiones de Judas.
Jesus no necesitaba que uno de sus discípulos lo traicionara. La crucifixión estaba ya predestinada por el Padre y ésta era la voluntad de Él. Ésta fue aceptada voluntariamente por el Hijo.
De Judas el Señor dijo “El Hijo del Hombre se va, según está escrito de Él; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido” Mateo 26:24.
No podemos pensar que Dios creó el alma de Judas para que fuera condenada o que cometiera tan grave pecado. Judas tuvo oportunidad de cambiar sus planes, pero no lo hizo.
El Concilio de Trento afirmó: CAN. VI. Si alguno dijere, que no está en poder del hombre dirigir mal su vida, sino que Dios hace tanto las malas obras, como las buenas, no sólo permitiéndolas, sino ejecutándolas con toda propiedad, y por sí mismo; de suerte que no es menos propia obra suya la traición de Judas, que la vocación de san Pablo; sea excomulgado.
Así que podemos responder sin ninguna duda, que no fue la voluntad de Dios que Judas traicionara a Jesus y podemos afirmar que Judas fue liebre de elegir y eligió en contra de los planes de Dios.
En Cristo, Luis Roman
Santa Maria ora pro nobis
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