Al final de la Santa Misa del Jueves Santo se deja vacío el sagrario, y vacío permanece el Vienes Santo. La cruz donde reposa la imagen Cristo sigue tapada para recordarnos que Jesús está en su pasión. La divinidad de Cristo se esconde para mostrarnos toda una humanidad expuesta al dolor, al sufrimiento y a la humillación. Jesus se hizo uno de nosotros para cargar sobre sus hombros nuestros pecados hasta la cruz.
El Sagrario queda abierto y vacío el Viernes Santo en las iglesias para que nos demos cuenta cuán vacía es la vida sin Jesús.
Ojalá este viernes de la pasión nos demos cuenta del sacrificio hecho por nuestro Dios para devolvernos lo que nosotros mismo habíamos perdido y que entendamos que sin Cristo todo es imposible.
En Cristo Luis Roman
Santa Maria ora pro nobis