Todos estamos llamados a dar la vida por el prójimo. El prójimo es nuestro próximo. Nuestro próximo es nuestra familia, amigos, conocidos y desconocidos también.
No hay amor más grande que entregar la vida, nos dice Jesús. El entregar la vida, es el llamado que Cristo nos hace a todos. Debemos entregar nuestra vida voluntariamente y por amor. Debemos renunciar a nosotros mismo para ser de los demás.
Jesús le dijo a Pedro: “Apacienta mis ovejas.
Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”.
De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: “Sígueme”.
Seguir a Jesús es seguir el camino de la Cruz.
En Cristo, Luis Román