Santa Catalina a través de sus escritos, expresó un amor por Jesús inmenso y ese amor por Nuestro Señor la llevó a amar el cuerpo de Cristo o sea su Iglesia inmensamente. En un tiempo de mucha división y confusión, Santa Catalina aconsejaba al Papa Gregorio para que este volviera a Roma.
En nuestros tiempos no es muy diferentes. El modernismo nos ha invadido la Iglesia y ya muchos líderes no quieren predicar el Evangelio que se predicaba en ataño. Las consecuencias han sido nefastas. La confusión que vivimos hoy en día, ha llegado a tal proporción, que miles de católicos no conocen que es lo que enseña la Iglesia. Cuando el magisterio del Vicario de Cristo no es claro y contundente, sino que ambiguo y ligero es esto exactamente lo que sucede.
El Viario de Cristo, el sucesor de Pedro, quien está sentado en su oficina, la cual fue instituida por Cristo, tiene una gran responsabilidad. La figura del Papa es lo que ha mantenido a la Iglesia Católica como una sola y no como muchas Iglesias Católicas. Es el Vicario de Cristo, quien tiene la obligación de poner orden, para así mantener la unidad en Cristo. No la unidad como una fraternidad de hombres, sino la unidad humana y espiritual en Cristo Rey.
El Vicario de Cristo no puede preocuparse por mantener a todos los hombres y mujeres felices, sino que su deber es mantenerlos atentos, mirando fijamente, la Cruz en la cual estuvo colgado Nuestro Salvador, quien es la Cabeza de La Iglesia. Solo de esta manera seremos liberados de las divisiones, guerras, pecados e infidelidades que abundad dentro de la misma Santa Iglesia.
Aquí les dejo la siguiente carta escrita por Santa Catalina de Siena al Papa Gregorio XI
“Dulce padre mío, con esta dulce mano le ruego y le solicito, venga a desconcertar a nuestros enemigos.
En el nombre de Jesucristo crucificado le digo: niéguese a seguir los consejos del demonio, quien retrasaría su santa y buena resolución. Sea hombre a mis ojos, y no un temeroso. Responda al Señor, quien lo llama a sostener y ocupar la silla del glorioso pastor San Pedro, cuyo vicario ha sido usted. Y alce el estandarte de la santa cruz; dado que al haber sido salvados por la cruz—así dice Pablo—alzando su estandarte, que a mi entender es refrigerio de los cristianos, seremos liberados – de nuestras guerras y divisiones, y muchos pecados, el pueblo infiel de la infidelidad. Así vendrá y conseguirá la reforma, dando buenos sacerdotes a la Santa Iglesia. Llene el corazón de ésta con el amor ardiente que ha perdido; al haber sido drenada de su sangre por hombres perversos que la han devorado, dejándola completamente debilitada. Reconfórtese y venga, padre, ya no haga más esperar a los servidores de Dios, que están afligidos por su deseo.
Y yo, pobre, miserable mujer, no puedo esperar más; viviendo, parezco morir en mi dolor, viendo a Dios tan agraviado.” Santa Catalina de Siena – Carta al papa Gregorio XI
Oremos por el Santo Padre y por la Santa Iglesia
En Cristo Luis Roman
Santa María ora pro nobis