El diezmo es totalmente opcional debido al libre albedrío. Debemos de hacerlo por caridad y no por obligación. Sin embargo, tenemos el deber de donar en cierta medida ya que Cristo desea que nosotros le demos a los demás.
La palabra “diezmo” significa el diez por ciento (10%) de los ingresos que deberían ser donados a la Iglesia. Sin embargo, el “diezmo” es solo un instrumento o una guía para ayudar a determinar la ofrenda que uno puede dar. Algunos pueden y deben ofrecer más del 10% de diezmo; otros pueden tener circunstancias que les obliguen a pagar menos del 10% del diezmo y, obviamente, la Iglesia no espera que donen más de lo que pueden pagar.
San Marcos 12:41-44 nos relata: “Jesús se había sentado frente a las alcancías del Templo, y podía ver cómo la gente echaba dinero para el tesoro; pasaban ricos, y daban mucho. Pero también se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Jesús entonces llamó a sus discípulos y les dijo: «Yo les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros. Pues todos han echado de lo que les sobraba, mientras ella ha dado desde su pobreza; no tenía más, y dio todos sus recursos.”
El diezmo no debe de ser de lo que nos sobra y mucho menos lo mínimo posible para entonces cumplir con la obligación. Debe ser una cantidad que haga un impacto en nuestro presupuesto, pero que no inhiba a la familia y miembros del hogar las necesidades básicas para vivir. Recordemos que Dios es el proveedor de nuestros bienes y realmente no le estamos dando a Él de lo que es nuestro, sino que estamos devolviéndole parte de lo que Él nos ha dado por amor, para que Él mismo realice con ello un bien mayor.
Algunos cristianos fieles que diezman comparten cuán notable han sido cubiertas sus necesidades materiales. Conjuntamente, con las siguientes bendiciones están las recompensas espirituales que son aún mayores:
- un sentido de serenidad y satisfacción que viene de la generosidad;
- una conciencia de que Dios es lo primero, incluso en las decisiones sobre el dinero;
- una habilidad para distinguir entre deseos y necesidades;
- una conciencia más profunda del materialismo y el consumismo de la sociedad;
- una mayor apreciación de los pobres del mundo y cómo debemos y podemos aliviar su dolor y pobreza;
- una tranquila confianza en el cuidado protector del Señor
La Biblia nos habla de la ofrenda y del diezmo en múltiples pasajes en el Antiguo y Nuevo Testamento. Aquí les dejo algunos versículos para que veamos qué tipo de ofrenda los primeros cristianos brindaban y cuál era la exhortación de los Obispos y sacerdotes de la Iglesia naciente.
2 Corintios 8:10-14: “Dando de acuerdo a lo que uno tiene” “Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis.”
2 Corintios 8:5-8: Exhortación para dar: ¿Cómo lo hizo Pablo? “Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros,abundad también en esta gracia. No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro.”
2 Corintios 8:1-4: ¿Qué dieron, cómo y con qué propósito? “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.”
2 Corintios 9:6-7: La ley de sembrar y cosechar y cómo dar “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
En Cristo Luis Roman
Santa María ora pro nobis