La invitación al pecado es la tentación. Esta es la incitación a caer o consentir el deseo de la carne. Cuando nuestro deseo no está debidamente ordenado caemos en el dominio de nuestros tres enemigos espirituales: el mundo, el demonio y la carne misma.
Cuando conocemos a Cristo y reconocemos que solo Él es el camino, la Verdad y Vida, las tentaciones se convierten en fuente de tormentos y sufrimientos. “Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba.” Eclesiástico, 2:1. La Sagradas Escrituras nos lo dicen que debemos estar preparados para la tentación.
Un santo afirmaba que el gran peligro para una persona sería el no tener tentaciones, pues le devoraría el orgullo y despreciaría a los débiles; y una santa añadía “a nadie temo tanto como a quien no siente tentaciones”, porque se puede enfriar mucho en su vida espiritual.» SCÚPOLI, Lorenzo. El combate espiritual. Quito: San Pablo, 2005. P. 232.
Si usted no siente que tiene tentaciones posiblemente esta caminando en lodo y está lleno de suciedad.
Nuestro Señor incluyó la frase en su oración al Padre “y no nos dejes caer en la tentación” porque esa es una realidad, que todos vamos a ser enfrentados por la tentación. Así que debemos pedir a Dios su auxilio para que no caigamos en las trampas del enemigo, del mundo y la carne.
Dios permite las tentaciones para que, venciéndolas con su gracia, ejercitemos las virtudes y adquiramos merecimientos para el cielo. – Las tentaciones se vencen con la vigilia, la oración y la mortificación cristiana. (Extraído del Catecismo de San Pio X)
Cuando nuestro Señor fue tentado en el desierto demostró que quien obedece al Padre y tiene toda su humanidad ordenada hacia lo divino puede mantenerse fuerte en estos momentos de tentación. De la forma en que el Señor le contestaba al demonio dejaba ver como conocía las Escrituras y como tenía confianza en lo que ellas afirmaban. En cambio, el demonio también las conocía, pero las citaba para confundir a nuestro Señor.
Así que estudia y conoce tu fe, para que te enamores de Jesus y practiques la vigilia, oración y mortificación y veras que por las gracias del Espíritu Santo podrás vencer las tentaciones y volverás a levantarte, si has sido vencido por ellas.
En Cristo Luis Roman
Santa María ora pro nobis