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Reflexión Dominical: Tiempo de evangelizar

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En el Evangelio (Lucas 10: 1-12, 17-20) de este Domingo, es casi imposible no pensar en las vocaciones sacerdotales y religiosas. Nuestro Señor dice “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha”.

Estamos llamados a pedir al Padre del Cielo por sacerdotes santos. Necesitamos trabajadores, que estén dispuesto a pelear la batalla y a morir peleando, si es necesario. “¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos”. Son éstas, las palabras usadas por el Señor.

Además, estos soldados de Cristo, tienen que ser desprendidos y no tener ataduras, compromisos o cargas, porque éstos impedirán que puedan servirle al Señor y recoger la cosecha a tiempo completo. Es por lo que les dice “No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino”.

Las siguientes instrucciones por parte de Nuestro Señor, han sido el modelo de la Iglesia por más de 2,000 años. “En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’.” Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ‘¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca”.

Los sacerdotes, religiosos, religiosas y nosotros los laicos, estamos llamados a evangelizar a todos por igual. El mensaje es profundo y claro “El Reino de Dios está cerca”. Si el mensaje no es bien recibido, el Señor nos dice, que sigamos caminando. La palabra de Dios no nos habla en ninguna parte de acompañar o de dialogar, sino de seguir caminando, si es que el mensaje brindado no es aceptado. Tampoco nos debemos imponer y mucho menos permitirnos ser cómplices (participe) del pecado, de los que no quieren seguir al Señor.

En otras palabras, cualquier persona puede llegar a nuestras parroquias y escuchar el mensaje, pero si no esta dispuesto a caminar hacia la conversión, se le va a hacer imposible escuchar la voz del buen Pastor. El buen Pastor nos dice, que solo sus ovejas escuchan su voz (Juan 10: 27-28). Para poder ser parte del rebaño del buen pastor, debemos seguir todos sus mandatos y consejos. No todos los que asisten a la Iglesia son parte del rebaño. Es por lo que Nuestro Señor también dice, no todo el que me llame Señor se salvará (Mateo 7: 21-23).

El Domingo pasado Juan y Santiago pedían fuego del cielo para la cuidad o aldea que no recibierón al Señor. Hoy Jesús nos dice “Les aseguro que, en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad” (VER VÍDEO O ESCUCHAR PROGRAMA/ ENLACES AL FINAL DEL ARTÍCULO)

Sabemos que Jesús regañó a los discípulos porque lo que deseaban era venganza, en cambio, el fuego que nos habla el Señor, es el fuego de Ira Justa de Dios. Su justicia vendrá y brindará recompensa a los que creyeron y castigo a los que no creyeron.

Es por lo que la Iglesia continua con esta labor de llevar la Buena Nueva. Todas las legiones del infierno, incluyendo la muerte están sometidas al Señor y es por esto, que nos regocijamos, porqué nuestra Iglesia en los apóstoles y en sus sucesores, tiene la autoridad de atar y desatar, de expulsar demonios y perdonar pecados en el nombre de Jesús. Por esto san Pablo en su Carta a Gálatas 6:14-18 nos dice; “Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús.”
Estas cicatrices ahuyentan el pecado y el demonio. Cuando caemos en la tentación, debemos recordar nuestra identidad de hijos de Dios, de trabajadores de la viña del Señor.

Hoy Jesús les dice a todos sus sacerdotes y religiosos, pero también a ti y a mí; “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo”. Seremos pocos, pero los dones, regalos y el poder del nombre de Jesus nos multiplica la labor realizada.

Oremos fuertemente por nuestros sacerdotes y religiosos. San Gregorio nos dice: “Pero no sin tristeza podemos decir lo que sigue: “Los trabajadores son pocos”. Porque, aun cuando hay muchos que oyen, hay muy pocos que predican. El mundo está lleno de sacerdotes, pero en la siega del Señor son pocos los que se ocupan, pues aceptamos el cargo sacerdotal pero no cumplimos los deberes de este cargo”.

En Cristo, Luis Roman,
Santa Maria ora pro nobis

Foto: The Great Commission, at the Cathedral Parish of Saint Patrick in El Paso Date 30 August 2007 (original upload date)

Prefieres ver el Video en YouTube: https://youtu.be/eM2lP7-Hirg

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