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Reflexión Dominical: Listos para abrir la puerta a Su llegada

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El Salmo de esta semana (Salmo 33) dice “el pueblo que él se eligió herencia”. Tu y yo hemos sido elegidos para ser parte de Su pueblo, por eso nos regocijamos y en la Epístola a los Hebreos 11: 1–2, 8–19, vemos como nuestros padres confiaron en la Palabra de Dios y pusieron su fe en sus juramentos. Estaban convencidos de que lo que Dios prometió y haría. Ellos no durador y siempre tuvieron la mirada puesta en Dios y no en las cosas de este mundo.

Ninguno de ellos vivió para ver cumplidas las promesas de Dios en Cristo Jesus. Porque no fue hasta Cristo y Su Iglesia, que los descendientes de Abraham fueron hechos tan innumerables como las estrellas y las arenas (Gálatas 3: 16–17, 29). Y ahora, nosotros también esperamos el cumplimiento final de lo que Dios nos ha prometido en Cristo. Como Jesús nos dice en el Evangelio de esta semana, debemos vivir preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. 

El Señor vendrá a la hora menos esperada. Él llamará a nuestra puerta (Apocalipsis 3:20), para cenar con nosotros. ¿Estaremos listo para poder celebrar la Eucaristía celestial con Él?

En el Evangelio de esta semana (Lucas 12: 35–40), el Señor nos dice: “Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. 
¡Felices los servidores a quienes el Señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!” Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada”.

San Gregorio dijo:  O de otro modo: terminadas las bodas y habiéndose desposado con la Iglesia y admitiéndola en el tálamo de sus misterios, se regocijarán los ángeles por la vuelta del rey a su natural beatitud. Con ellos conviene que esté conforme nuestra vida, porque, así como ellos, exentos de malicia, están siempre preparados a celebrar el regreso de su Señor, así nosotros, vigilando a su puerta, debemos estar prontos a obedecer cuando venga llamando. Sigue pues: “Para que cuando viniere y llamare a la puerta luego le abran”. Niceno, in Cat. graec. Patr., ex illius orat., vel. hom. 11, in cant.

Es esta la razón de nuestra existencia. Esa razón, es el estar preparados, para cuando venga El Señor. La puerta se abre desde adentro y tú y yo tenemos que estar listo para abrirla, justo en el momento de su regreso. Debemos estar en vela o sea en vigilancia, con las lámparas encendidas y atentos. Esta espera es una llena de alegría movida por la fe, la esperanza y la caridad. En Hebreos esta semana se nos dice que “La fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven”. Esta fe es alimentada solo por el Señor mismo. No olvidemos que el Señor le está hablando a sus apóstoles. Además de hablarles a sus obispos también nos esta hablando a nosotros quienes ya conocemos de su persona.

 “Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, 
su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. 
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. 
Pero aquel que, sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.”
 Lucas 12: 35–40

Pidamos la fuerza del Espíritu Santo y la intercesión de la Santísima Virgen, para que, por su Gracia, podamos estar despiertos, atentos y preparados, para abrirle la puerta al Señor Todopoderoso a su llegada ese último día.

En Cristo, Luis Roman

Santa Maria ora pro nobis

Foto: Jesus Christ (German steel engraving) detail.jpg From Wikimedia Commons, the free media repository

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