En el Evangelio de esta semana (Lucas 12: 49–53), Jesús usa la imagen del fuego para describir las exigencias de seguirlo a Él.
El Fuego que ha venido a traer nuestro Señor es Su Reino y este Reino esta en guerra con los vicios del mundo y por consecuencia el Pecado. Este Fuego renovará la Tierra y la pondrá al Servicio del Rey de Reyes. Este proceso no es uno pasivo y mucho menos pacifico. Es un proceso que requiere lucha, batallas y en muchos casos división.
Esta guerra es con entes sobrenaturales, pero también con personas naturales, que se pondrán en nuestro camino hacia al Señor. Ellos han escogido no seguirle y si es necesario nosotros debemos estar dispuesto a seguir el camino de la Cruz y dejarlos a ellos atrás. Nunca olvidemos que estamos hablando de nuestras almas y por ende de la vida eterna. ¡Esto es serio!
En nuestra lucha contra el pecado, aún no hemos resistido hasta el punto de derramar nuestra propia sangre, dice San Pablo en la Epístola de esta semana (hebreos 12: 1–4). No hemos sufrido el sufrimiento que Jeremía sufre en la primera lectura de esta semana (Jeremías 38: 4–6, 8–10) tampoco.
Fuimos bautizados en Su muerte (Romanos 6: 3). Este es el bautismo del que habla nuestro Señor en el Evangelio esta semana. El bautismo con el que debe ser bautizado es su pasión y muerte, éste es el pago para poder alcanzar nuestra redención. Sabemos por las Sagradas Escrituras, que también envió el fuego del Espíritu Santo sobre sus fieles aquí en la tierra (Hechos 2: 3).
El fuego que ha venido a arrojar sobre la tierra es también el fuego del Espíritu Santo que quiere encender en cada uno de nuestros corazones.
Estamos llamados a adentrarnos más en el amor que quema como fuego de Dios. Debemos examinar nuestras conciencias y nuestras acciones y someternos al fuego revelador de la Palabra de Dios.
Ser un verdadero católico es estar inflamado con el amor de Dios. Es tener un deseo insaciable de santidad y celo por la salvación nuestra y la de nuestros hermanos y hermanas.
Su fuego no trae de manera falsa la Paz que el mundo proclama. Al contrario, el Fuego de Dios puede llevarnos a un conflicto con nuestra propia carne y sangre.
Cristo es nuestra paz (Efesios 2:14). Por su cruz nos ha levantado del pecado y la muerte. Encomendemos a su voluntad olvidando la nuestra, para así ser consumidos por el Fuego de su amor.
Aquí les dejo un corto video con una explicación/ meditación del Evangelio (Lucas 12: 49–53) titulada “He venido a traer Fuego”
En Cristo, Luis Roman
Santa Maria ora pro nobis
Para ver la Meditacion del Evangelio en YouTube: https://youtu.be/NHwLeF-txjI
Para escuchar la Meditacion del Evangelio:
Relacionado al Tema:
- Episodio 62: ¿Jesús no vino a traer Paz sino la Espada? Programa Conoce Ama Y Vive Tu Fe Podcast/ YouTube /Vlog
- Programa en YouTube “Jesus vino a traer la espada” https://youtu.be/KGi9vM31JPg
Prefieres ver el video en YouTube:https://youtu.be/NHwLeF-txjI
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