La Gracia que proviene de Dios es una, pero se puede decir que hay dos tipos de gracia, la santificante y la gracia actual. Como los nombres son tan similares, puedes tener la impresión de que la Gracia santificante es casi idéntica a la Gracia actual. Pero no lo son. Las hemos nombrados de esta manera para distinguir su acción.
La Gracia santificante permanece en el alma. Es lo que hace al alma santa; le da al alma vida sobrenatural. Más propiamente, es vida sobrenatural.
La Gracia actual, por el contrario, es un impulso o estímulo sobrenatural. No vive en el alma, sino que actúa en el alma desde afuera. Es ese empujón sobrenatural por la espalda. Hace que la voluntad y el intelecto se muevan para que podamos buscar y mantener la Gracia santificante.
En su estado natural, tu alma no es apta para el cielo. Lo que necesitas para vivir allí es vida sobrenatural, no solo vida natural. Esa vida sobrenatural se llama Gracia santificante.
Si la Gracia santificante mora en tu alma cuando mueres, entonces puedes vivir en el cielo (aunque es posible que necesites purificarte primero. Este estado se llama purgatorio y descrito por san Pablo en 1 Corintios 3: 12-16. Si no mora en tu alma la Gracia santificante cuando mueras, en otras palabras, si tu alma está espiritualmente muerta por estar en estado de pecado mortal (Gálatas 5: 19-21), no puedes vivir en el cielo. Entonces tienes que enfrentar una eternidad de muerte espiritual: la separación total de tu espíritu de Dios (Efesios. 2: 1, 2: 5, 4:18).
Pidamos al Espíritu Santo su fuerza hagamos un examen de conciencia todos los días para que así con la claridad que solo proviene de Dios podamos reconocer nuestras culpas y caminar el camino del arrepentimiento y la conversión. Tengamos fe y demos gracias de que por la misericordia de Dios el camino está trazado, pero es uno angosto que sin la ayuda de Dios y su Gracia será imposible recorrer.
En Cristo Luis Roman
Santa Maria ora pro nobis
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