Reflexión Dominical: “Habrá más alegría en el cielo por un pecador arrepentido” (Evangelio Vigésimo cuarto Domingo del Tiempo Ordinario)

by Luis Roman

En el Evangelio de este Vigésimo cuarto Domingo del Tiempo Ordinario (Lucas 15,1-32), Jesus nos presenta tres ejemplos, que nos dejan ver tres aspectos del plan de salvación por parte de Dios. En ellos podemos ver la Misericordia de Nuestros Señor, la Santa Iglesia y el Perdón por parte de Dios.

Así mismo lo expone San ambrosio, “San Lucas expone sucesivamente tres parábolas: la de la oveja que se había perdido y se encontró; la de la dracma que también se había perdido y se halló y la del hijo que había muerto y resucitó, para que estimulados por estos tres remedios curemos las heridas de nuestra alma. Jesucristo, como pastor, te lleva sobre su cuerpo. Te busca la Iglesia, como la mujer. Te recibe Dios, que es tu padre. La primera es la misericordia, la segunda los sufragios y la tercera la reconciliación”.

En la primera parábola, Jesús presenta al Pastor que tiene cien ovejas y pierde una. Nuestros Señor nos hace la pregunta, ¿no dejaría el Pastor acaso las noventa y nueve en el campo para buscar la que se le ha perdido, hasta encontrarla?

San Cirilo nos contesta a la pregunta; “¿Cómo es que abandona todas las demás y sólo tiene caridad respecto de una sola? De ningún modo. Todas las demás se encuentran en su redil, defendidas por su diestra poderosa. Pero debía compadecerse más de la perdida, para que no quedase incompleto el resto de sus criaturas. Una vez recogida ésta, el número ciento recobra su perfección”. Aquí podemos ver la misericordia del Señor y el propósito de su Encarnación. El mismo lo dice en otra parte “Yo vine a llamar a los pecadores” (Lucas 5:32). Esta misericordia es posible porque nuestro Señor no quiere que nadie se pierda; pero para nada podemos pensar, que a Dios no le importa que sigamos en el pecado. Al contrario, El se hizo hombre y murió en la Cruz para saldar nuestra deuda y mostrarnos el camino. Nosotros tenemos que escuchar la voz del pastor y pasar por la puerta angosta.

“Puso la oveja sobre sus hombros porque, habiendo tomado la naturaleza humana, llevó sobre sí todos nuestros pecados (Is 53) Habiendo encontrado la oveja, vuelve a su casa. Porque nuestro pastor, una vez redimida la humanidad, vuelve al reino de los cielos. Por esto sigue: “Y viniendo a casa, llama a sus amigos y vecinos diciéndoles: Dadme el parabién, porque he hallado mi oveja que se había perdido”. Llama amigos y vecinos a los coros de los ángeles. Estos son amigos suyos, porque constantemente cumplen su voluntad sin cesar. También son vecinos suyos, porque gozan a su lado de la claridad de su presencia”. San Gregorio, ut sup.

Luego nuestro Señor nos presenta a la mujer buscando la moneda o la dracma. Como ya sabemos, la esposa de Cristo es su Iglesia (Efesios 5: 25-27). Su esposa es muy bien representada por una mujer en esta parábola. Es por lo que nuestro Señor no dijo que un hombre estaba buscando la dracma perdida.

“Una vez encontrada la dracma hace participante de su alegría a los espíritus celestiales, a quienes hace dispensadores de sus beneficios. Y sigue: “Y después que la ha encontrado, junta a las amigas y vecinas”, etc” San Gregorio Nacianceno. Es aquí donde nuestro Señor presenta el papel de la Iglesia. Ella siempre nos esta buscando y nos cuida, porque el Señor también nos busca y nos cuida. La Iglesia nos ofrece los sacramentos para nuestros cuidados, pero sobre todo nos ofrece el cuerpo y la sangre de Cristo. Es la Eucaristía la celebración de celebraciones. Es aquí donde en comunidad damos gracias al Señor, porque hemos sido encontrado y la Iglesia también celebra, que estábamos perdido, pero hemos sido encontrados.

San pablo en su carta a Timoteo 1,12-17 (segunda lectura) también nos dice “Y sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, junto con la fe y el amor de Cristo Jesús. Es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos. Si encontré misericordia, fue para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia, poniéndome como ejemplo de los que van a creer en él para alcanzar la Vida eterna.

Para concluir su discurso, el Señor nos cuenta la parábola del hijo prodigo. De esta hermosa historia podemos decir muchísimas cosas, pero yo me voy a enfocar en presentar como Jesucristo nos quiere mostrar el perdón de Dios y la reconciliación que podemos alcanzar si caminamos el camino del arrepentimiento.

Después que el hijo menor decide irse con su parte de la herencia por parte de su Padre (que esta vivo), Jesus nos cuenta, que malgastó todo y comenzó a pasar necesidad de las cosas básicas para vivir. Nos cuenta el Señor, que el hijo prodigo sintió ganas hasta de comer las algarrobas que se le daban a los puercos para alimentarlos. “Las algarrobas con que apacentaba los puercos eran las doctrinas mundanas que enseña la vanidad, en las que rebosan las alabanzas de los ídolos y de las fábulas con que honraban a sus dioses los gentiles en sus cantos y sus discursos; con ellos complacen a los demonios. Y como el hijo pródigo deseaba saciarse, buscaba algo sólido y recto que se refiriese a la felicidad y no podía encontrar” San Agustín, ut sup

Es aquí donde comienza el camino del arrepentimiento y la conversión. El hijo prodigo se dice así mismo “iré a donde mi padre y le diré; Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’ (Lucas 15:1-32). El hijo prodigo hizo un examen de conciencia y se dio cuenta de su grave pecado. Con la frase aquí citada, vemos que él tenía un propósito de enmienda o de no volver a pecar y que estaba dispuesto a aceptar la penitencia que le fuera impuesta.

“Muy oportunamente se dice que volvió en sí, porque se había separado de sí; y el que vuelve a Dios, se vuelve a sí mismo, como el que se separa de Jesucristo también se separa de sí”. San Ambrosio

Realmente es palpable en el texto, la misericordia del Señor y la garantía del perdón de nuestros pecados, a través del arrepentimiento. Jesus nos los muestra en estos tres ejemplos, que El mismo nos narra. En el confesionario, siempre está esperando el Señor con los brazos abiertos a que tu regreses a tu verdadera casa.

En conclusión, vemos que el Señor nos está mostrando porque habrá más alegría en el cielo, y es debido a que nuestro Dios envió a su único hijo para salvarnos (Juan3:16), para esto nos dejó Su Iglesia (Mateo 16:18) y a través de ellas podemos recibir el Abrazo del Padre, que nos espera con los brazos abierto (sacramento de la confesión Juan 20:23)

“El hermano mayor, que era el pueblo de Israel, tuvo envidia del hijo menor (esto es, del pueblo gentil), por el beneficio de la bendición paterna, lo mismo que los judíos cuando Jesucristo comía con los gentiles. Prosigue: “El entonces se indignó y no quería entrar”, etc. San Ambrosio

Pidamos por nuestras almas y por aquellos que no quieren aceptar que están perdidos y que necesitan ser rescatados. Pidamos para que sepan que va a haber más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por millones de justos que se salven. Oremos, porque cada minuto es uno menos que tienen para su arrepentimiento y unos menos también para nosotros, pecadores. Oremos, para que cuando partamos de esta tierra, se desborde de gran alegría el cielo. Lo pedimos en el nombre de Jesucristo, el Señor. Amen.

Aqui les comparto la meditacion para este Evangelio en video y audio

En Cristo, Luis Roman

Santa Maria ora pro nobis

Foto: Lucas Cranach d.J. – Christus als guter Hirte (Angermuseum) 1540