Reflexión Dominical: La Fe y la Esperanza / Vigésimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario

by Luis Roman

Debido a su fe, el hombre justo vivirá. Escuchamos en la primera lectura de este Domingo (Habacuc 1,2-3.2,2-4). Este verso coincide con la línea profética original hecha por San Pablo (ver Romanos 1:17; Gálatas 3:11; hebreos 10:38).

Debemos vivir por fe en Cristo que nos amó y se entregó a sí mismo en la Cruz por nosotros (ver Gálatas 2:20).

El mundo, sin embargo, nos puede parecer como describe Habacuc en la primera lectura de este Domingo, bajo el control de los enemigos de Dios. La lucha y la discordia que enfrentamos en nuestras propias vidas a veces pueden hacer que nos preguntemos, como lo hizo el profeta; el por qué Dios parece no escuchar o intervenir cuando pedimos ayuda.

Si miramos a nuestro alrededor vemos la actual crisis dentro de la Iglesia. Toda la confusión litúrgica y doctrinal y todavía parece que Dios se queda callado. No podemos dejar que nuestros corazones se endurezcan por las pruebas que sufrimos. Como nos recuerda el Salmo de hoy: Israel olvidó sus poderosas obras, perdió la fe en las palabras firmes de su promesa. Probaron a Dios en el desierto, exigiendo una señal.

Dios muchas veces decide quedarse callado y esa es la repuesta que Él ha escogido darnos. Por eso debemos pedirle que aumente nuestra Fe para que en verdad podamos tener plena confianza en Él.

La visión que tiene el profeta Habacuc es sobre los caldeos o los Babilonios, y como Dios los va a utilizar a ellos (sin que se enteren) para que dominen y esclavicen a Israel. Dios sabe que muchas veces estas cosas tienen que sucedernos, para que podamos darnos cuenta de nuestra falta de fidelidad a Él, como pueblo y como Iglesia.

Él es nuestro Dios y nosotros somos las personas que El siempre pastorea, aunque a veces su misericordia y justicia parecen retrasarse un poco.

Si suplicáramos al Señor, como lo hacen los Apóstoles en el Evangelio de hoy (San Lucas 17,5-10), Él aumentaría nuestra fe, encendería la llama del Espíritu Santo que ha morado en nosotros desde el Bautismo.

Pablo nos dice en la Epístola de hoy (Timoteo 1,6-8.13-14), que el Señor siempre nos dará el amor, la diciplina y el autocontrol que necesitamos para soportar estas dificultades, con una fuerza que solo puede venir de Dios. Nuestra tarea es ser servidores del Señor y no otros dioses aquí en la Tierra.

Él nos ha ordenado: amar y construir Su reino, confiando en su Providencia.

Aquí les comparto la meditación de este Vigésimo séptimo Domingo del Tiempo Ordinario Titulada; Señor, Auméntanos la Fe. La hemos hecho en versión Video y en Audio.

En Cristo, Luis Roman

Santa Maria ora pro nobis

Foto: The Exhortation to the Apostles James Tissot (1836–1902)