≡ Menu

¿Por qué podemos decir que la distribución de todas las gracias fluye a través de la Santísima Virgen María?

Suscribete
Suscribete
Siguenos
Twitter
Visit Us
Follow Me
RSS

“La doctrina de la Virgen María como Mediadora de todas las gracias es una verdad enseñada por el Magisterio Ordinario Universal, que sostiene que todas las gracias de conversión y santificación, merecidas por Nuestro Señor a través de su Pasión y muerte en la Cruz, han sido confiadas a la Virgen María para que las distribuya a los hombres de buena voluntad “cuando quiera, a quien quiera, cuanto quiera” (San Bernardo).

Este misterio no es solo uno de sus más bellos privilegios y grandezas, sino sobre todo una realidad que toca profundamente la relación de la Madre espiritual con nosotros, especialmente su papel en nuestro camino de conversión y santificación. “Su madre les dijo a los sirvientes:” Hagan lo que él les diga “. Juan 2: 5

San Luis María Grignion de Montfort nos hace comprender que la verdadera y perfecta devoción a la Virgen María se basa en esta verdad, María, nuestra Madre y Mediadora es el medio para nuestra conversión y santificación. ; Si Dios quiso “darnos todo por María” (San Bernardo) y nada más que por María, tampoco volveremos a Dios sin ella; Si queremos vivir cristianamente según la voluntad de Dios, toda nuestra vida debe ser penetrada por María, dirigida por María; en la medida en que Ella está presente en nosotros veremos que terminaremos haciendo lo que Jesús nos diga.

La Santísima Virgen María en estos momentos ya disfruta de todas las gracias prometidas por Cristo y así como ella fue quien trajo al Jesús hombre al mundo, es ella quien administra las gracias divinas de su Hijo resucitado, que está sentado ahora mismo a la diestra del Padre.

La intercesión de María es gracias a los méritos de Cristo; así también es la de todos los Santos. Jesús nos prometió la vida eterna y cuando san Pablo habla de interceder por el hermano y de pedirse unos a otros, se aplica a todo el cuerpo de Cristo, que es uno, es decir, la Iglesia (Efesios 6, 18). El cuerpo de Cristo es eterno porque la cabeza (Cristo) es eterna; así que aquellos que ya no nos acompañan aquí en la tierra, pero disfrutan de la plenitud de estar en Cristo y gracias a los méritos de Jesús pueden interceder por nosotros y sí pueden escucharnos. Los santos no dejan de ser parte de la Iglesia eterna cuando pasan de esta vida a la siguiente. Entonces, no olvidemos, toda oración está dirigida a Dios y es Dios quien nos responde, pero a través de la Virgen María o los santos se glorifica su poder.

El Papa San Pio X en su encíclica AD DIEM ILLUM LAETISSIMUM llama a María el cuello del cuerpo de Cristo. Y para contestar la pregunta, que es también el título de este artículo, es apropiado y tiene perfecto sentido usar el nombre de la parte del cuerpo más cercana a la cabeza (cuello) y por la cual el cuerpo se une a ella para describir el papel de María.  Este término, no debe ser usado como sustantivo, sino como un adjetivo; para describir el importantísimo trabajo y la misión de nuestra Santísima Madre. Entonces, como la comida baja incluso a través del cuello hacia el cuerpo; De la misma manera, nuestro Señor Jesucristo descendió al mundo, teniendo a la Virgen María por Madre. Entonces sí podemos decir que la distribución de todas las gracias fluye a través de María.

Aquí también les comparto un extracto del catecismo de la Iglesia católica

967 Por su total adhesión a la voluntad del Padre, a la obra redentora de su Hijo, a toda moción del Espíritu Santo, la Virgen María es para la Iglesia el modelo de la fe y de la caridad. Por eso es «miembro supereminente y del todo singular de la Iglesia» (LG 53), incluso constituye «la figura» de la Iglesia (LG 63).

968 Pero su papel con relación a la Iglesia y a toda la humanidad va aún más lejos. «Colaboró de manera totalmente singular a la obra del Salvador por su obediencia, su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra madre en el orden de la gracia» (LG 61).

969 «Esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el consentimiento que dio fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz, hasta la realización plena y definitiva de todos los escogidos. En efecto, con su asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna […] Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora» (LG62).

970 «La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres […] brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de ella saca toda su eficacia» (LG 60). «Ninguna creatura puede ser puesta nunca en el mismo orden con el Verbo encarnado y Redentor. Pero, así como en el sacerdocio de Cristo participan de diversas maneras tanto los ministros como el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en las criaturas de distintas maneras, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas una colaboración diversa que participa de la única fuente» (LG 62).

En Cristo Luis Roman

Sancta Maria ora pro nobis