Con salvaje crueldad, un hombre llamado Faustino Rayo agredió a García Moreno con un machete y le asestó un terrible golpe en la cabeza. Tambaleándose y cegado por su propia sangre, García Moreno intentó en vano sacar su pistola mientras los otros asesinos le disparaban. Después de golpear a García Moreno dos veces más, amputándole el brazo izquierdo y la mano derecha, Rayo y su vil banda volvieron a apuntar sus pistolas. García Moreno fue arrojado a la calle sin moverse. El Rayo, sin embargo, no quedó satisfecho, pues volvió a atacar a García Moreno gritando: “¡Muere, destructor de la libertad!”. Las últimas palabras de García Moreno para que todos las escucharan fueron: “¡Dios no muere!”. Todo esto fue profetizado por la Virgen Del Buen Suceso de la Purificación en Ecuador.