Los documentos de la Instrucción Permanente, fueron a parar a manos del Papa Gregorio XVI durante la primera mitad del siglo XIX. A pedido del Papa Beato Pío IX los documentos fueron publicados. La Alta Vendita era la logia más importante de los Carbonarios, una sociedad secreta italiana vinculada a la Masonería, que, juntamente con ésta, fue condenada por la Iglesia Católica.