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Dios nos ha elegido o escogido desde antes de la fundación del mundo para ser santos. Nuestros Señor nos dice “”No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.” Juan, 15:16 

Desde antes de que todo existiera Dios ya te tenía pensado. Teniendo en cuenta esta hermosa verdad debemos de realizar que no somos nosotros los autores de nuestras vidas o nuestros destinos, sino que Dios es el autor, creador y padre nuestro que ya nos ha dado una vida en El y nos ha preparado un destino donde viviremos para siempre por la eternidad. Viviendo en armonía con el creador y su creación podremos alcanzar el fin para lo que fuimos creados.

Múltiples veces vemos como un invento no ha funcionado correctamente. El inventor sabe que no funciona porque no ha cumplido con El fin para lo que fue creado. Digamos que quiero inventarme un refrigerador, pero el refrigerador que yo invente en vez de enfriar calienta todo lo que se coloca en El. Podemos decir que el nuevo invento es útil para calentar las cosas, pero desafortunadamente no fue creado para esto. El refrigerador fue creado para enfriar.

El ser humano fue creado para ser santo y así fue que Dios lo quiso desde antes de la creación. El hombre y la mujer fueron creados para vivir para siempre en Dios. “Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.” Génesis, 1:26-27 

Al Igual que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son santos y son un solo Dios así fuimos creados nosotros. Esta santidad debemos de cuidarla y protegerla todos los días. El mundo nos predica una falsa libertad donde tu puedes ser quien tú quieras ser, como quieras ser y decidir que vida vas a vivir. Esta es una mentira porque tan pronto nos alejamos de la luz nos convertimos en esclavos de la oscuridad. Esta es la puerta ancha que nos habla el Señor, la que muchos van a decidir pasar. Cuando el ser humano se encuentra en la oscuridad parece que está viviendo en libertad y que es feliz pero realmente su cuerpo, mente y alma han estado acostumbrándose al mundo natural y de una manera desordenada. Sus ojos no pueden ver y sus sentidos están engañados con mentiras y con una felicidad temporera. En cambio, el hombre que vive su vida en el orden de Dios se ve feliz y realmente está feliz porque su felicidad no depende de lo exterior y mucho menos de las cosas terrenales, sino que depende o deberíamos de decir que la recibe de Dios. El hombre que vive en Dios ha decidido pasar por la puerta angosta porque su felicidad es sobrenatural. Es por esto que para los ojos del mundo parece que nos es libre y  que esta esclavizado por sus creencias cuando realmente sus creencias le permite vivir en este mundo libremente y le concederá las gracias necesarias para vivir en la próxima vida por la eternidad.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado. En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra. A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, para ser nosotros alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo. En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria.” San Pablo a los Efesios, 1 :3-14

¡Santa Maria Ora Pro Nobis!

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Los Misterios Luminosos resaltan momentos importantes y significativos de la vida de Cristo. Cristo es la luz del Mundo y cada uno de estos misterios es centrado en la persona de Jesus. Es por esto que se les llaman misterios Luminosos. Sobre todo, estos son misterios que nos dejan ver o que iluminan quien realmente es Jesus.

En el Bautismo en el Jordán vemos como Jesus es presentado por el Padre con las palabras “este es mi hijo amado, en quien me complazco”. Se nos da a conocer que Jesus es el hijo de Dios y que es la segunda persona de la Santísima Trinidad.

Luego en las bodas de Cana y a petición de su Madre la Santísima Virgen Maria; Jesus convierte el agua en vino. Con este milagro nuestro Señor se auto revela y al igual que en la creación que todo fue creado a través del verbo; ahora el verbo transforma y cambia lo existente para darnos más vino. Esto sucede en una boda prefigurando así el tipo de unión que quiere tener Cristo con su pueblo. Nuestro Señor quiere una unión común. Que dejemos de ser nosotros y El, para ser uno. Al igual que en el matrimonio donde dos se hacen una sola carne; así mismo el Señor quiere una sola unión con su Iglesia. Es por esto que Él se hace llamar el novio y en el libro del apocalipsis el Apóstol San juan describe esta unión como las bodas del cordero. En otras palabras, la Iglesia y Jesus en eterna unión.

En el numeral 1.613 del catecismo dice que, en el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo -a petición de su Madre- con ocasión de un banquete de boda. La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo»

También en el segundo misterio luminoso podemos meditar las palabras de Maria “hagan lo que Él les diga”. Estas palabras deben der un mandato para todo cristiano. La única manera de estar listo para poder recibir al Señor en la boda del cordero en su cuerpo y sangre es haciendo lo que Él nos pide.

El tercer misterio es el anuncio del Reino de Dios que nos recuerda que el reino de Dios está aquí en su Iglesia pelegrina. El anuncio de Jesus en otras palabras es la palabra de Dios. La palabra de Dios como nos dice San pablo es espada de doble filo, que corta el pecado y es la que nos hace arder el corazón como le sucedió a los discípulos de Emaús. Así mismo nos sucede a nosotros siempre que escuchamos su anuncio; especialmente en la Santa Misa. Es justo antes de la liturgia Eucarística que hacemos la liturgia de la palabra. Cuando escuchamos la lectura del antiguo testamento, el salmo, las cartas y luego el evangelio nos debe de arder el corazón. Solo así vamos a estar listos para reconocer a nuestro Señor al partir el pan.

La transfiguración del Señor la meditamos en el cuarto misterio Luminoso. El catecismo nos dice; «Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para “entrar en su gloria” (Lucas 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén» (CIC, 555).

Nuestro Señor deja ver su gloria y divinidad y nos da a entender justo antes de ir a Jerusalén a ser asesinado; que Él no es otro profeta más. Jesus es el hijo de Dios, el Mesías y el único salvador. Aunque parezca un hombre destruido en la cruz sabemos que en su persona esta su naturaleza divina (él es Dios) que es todo poderosa y redentora para nosotros. Esta apariencia que parece solo humana es igual que el pan y vino en el altar que se ven como pan y vino, pero son el cuerpo y la sangre de Cristo. Este alimento divino nos ayudara a alcanzar la vida eterna con nuestro Señor.

El ultimo misterio es la institución de la Eucaristía. «Al celebrar la última Cena con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino» (CIC, 1.341).

Meditar en la Eucaristía tiene que llevarnos a querer consumirla. Para poder consumirla debemos estar en estado de gracia. En otras palabras, debemos de estar confesados. Este deseo nos llevara a no solo querer tener comunión con Jesus todos los domingos, sino que todos los días (Misa Diaria).

Que ojalá el Señor nos conceda la gracia de seguirlo amando y que nosotros reconozcamos que nos queda mucho por hacer. Que cuando meditemos los misterios luminosos podamos ver a Jesus Eucaristía. Nuestro Señor ya se dio como sacrificio y se nos entrega como alimento. ¿Estás dispuesto a recibirlo?

En Cristo, Luis Román

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En San Mateo 10,1-7 Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Estos poderes, según estos versículos fueron dados solo a los apóstoles. En nuestro lenguaje moderno, nos preguntaríamos y a qué precio Jesus les entregó estos poderes. La verdad es que el precio lo pago ÉL mismo, pero los apóstoles tuvieron que dejar todo por Jesus.

Es muy difícil para ti y para mi entender esta idea, pero esta es la razón por la cual fuimos creados. Fuimos creados para ser instrumentos del Señor.

El que no sirve no vive. Nacimos para servir, pero para servir a Dios. Todos le servimos algún señor. La pregunta es a que señor le estas sirviendo. El llamando a abandonarlo todo, no se refiere a dejar tus obligaciones, pero sí a no tenerlas en primer lugar. Se refiere a no usar tus prioridades como excusas,  para no poder servirle al reino de Dios. Abandonarlo todo es sinónimo de Fe en Dios y es alcanzar el verdadero propósito para lo que fuimos creados. La humanidad fue creada para conocer, servir y amar a Dios. Realmente nuestra existencia es un premio, porque no hay más grande privilegio que poder participar en el amor de Dios a través de su creación.

Dios nos creó por amor y nos creó vacíos, para que siempre tengamos la oportunidad de llenarnos de su Espíritu Santo y de su amor. El hombre en cambio, se ha hecho grande así mismo olvidándose de Dios y por consecuencia no alcanza la felicidad. Su frustración lo ha llevado a una oscuridad, en donde ni siquiera se conoce a si mismo. Buscando una falsa libertad, se encuentra esclavizados de los vicios y las cosas terrenales. En vez de que lo creado le sirva al hombre, ahora el hombre trabaja para la creación.

Fuimos creados para grandes cosas. El creador no puede ser menos que su creación. Al mirarnos podemos entender cuán grande es Dios, pero también debemos observar que si podemos crear cosas que pueden perdurar más tiempo que nuestras vidas aquí en la tierra, debe de haber entonces una forma de poder conservar o continuar nuestra vida por la eternidad después de la Tierra. La respuesta es Dios y el vivir para lo que fuimos creado. Para poder llenarnos de su amor y así poder brindar amor, tenemos que vaciarnos y abandonarlo todo. Preocúpate por mis cosas que yo me preocupare por las tuyas nos da a entender el Señor (Mateo 6:25-34). No va a hacer fácil, pero con la ayuda de Él y de su Iglesia llegaremos al a gloria celestial. ¡Abandónalo todo y abandónate a su amor!

San Jerónimo escribió lo siguiente:  Hemos recibido más de lo que hemos dado; dejamos pequeñas cosas y encontramos bienes inmensos. Cristo devuelve cien veces más de lo que se hace por él: “Si quieres ser perfecto, ves, vende todo lo que tienes y da a los pobres el precio de lo vendido. Después, ven y sígueme”. “Si quiere ser perfecto” –las grandes cosas siempre las escogemos libremente. Es por eso que el apóstol no hace un precepto de la virginidad (1 Corintios 7), porque Jesús ha dicho: “¡La observa el que puede! Es un don que viene de la misericordia de Dios” (Mateo 19,12). “Si quieres ser perfecto”; nadie lo impone a fin de que el sacrificio sea voluntario y el mérito, mayor. Y, sin embargo, para llegar a la perfección no se trata simplemente de menospreciar las riquezas y dar los propios bienes, de liberarse de lo que se puede perder o adquirir en un momento. Esto es lo que han hecho los filósofos; un cristiano debe hacer más que ellos. No basta con dejar los bienes terrestres, es necesario seguir a Cristo. Pero ¿qué es seguir a Cristo? Es renunciar a todo pecado y adherirse a todo lo que es virtud. Cristo es la Sabiduría eterna, es este tesoro que se encuentra en un campo (Mateo 13,44), en el campo de la Santas Escrituras. Es la perla preciosa por la cual es preciso sacrificar a otras muchas (Mateo 13,46). Todavía más, Cristo es la santidad, la santidad sin la cual nadie verá el rostro de Dios. Cristo es nuestra redención, nuestro redentor; es nuestro rescate (1Timoteo 2,6). Cristo lo es todo: así pues, el que acepte dejarlo todo por él, todo lo encontrará en él. Éste podrá decir: “El Señor es el lote de mi heredad y mi copa” (salmo 15,5) … No deis solamente vuestro dinero si queréis seguir a Cristo. Daos vosotros mismos a él; imitad al Hijo del Hombre que no ha venido para ser servido, sino para servir (Marcos 10,45).  Carta (Trad. ©Evangelizo.org)

En Cristo; Luis Román

¡Santa Maria Ora Pro Nobis!

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