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La presentadora de las campanadas del fin de año en Televisión Española, mostró durante la trasmisión una estampita irreverente en la que se podía ver a la mascota de un conocido programa retratada como un Sagrado Corazón de Jesús.

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El cardenal arzobispo de Chicago, el progresista Blase J. Cupich, ha escrito una carta pastoral esta semana para exigir que los fieles no comulguen de rodillas.

Hay cientos de miles de temas sobre los que un obispo, pastor de su pueblo, puede escribir para arrojar luz y reforzar la fe de sus ovejas, pero el cardenal Cupich es de esos que prefiere hacer ruido y generar más polémicas. Cupich prefiere echar más leña a este fuego que cada vez es más grande dentro de la Iglesia.

Entrando en materia, el purpurado estadounidense asegura que «todos nos hemos beneficiado de la renovación de la Iglesia que trajo consigo el Concilio Vaticano II». Según Cupich, «los obispos presentes en el Concilio dejaron claro que la renovación de la liturgia en la vida de la Iglesia es central para la misión de proclamar el Evangelio». Por ello, defiende el cardenal, «sería un error reducir la renovación a una mera actualización de nuestra liturgia para adaptarla a los tiempos en que vivimos, como si fuera una especie de lavado de cara litúrgico». El arzobispo de Chicago afirma que «necesitamos la restauración de la liturgia porque nos da la capacidad de proclamar a Cristo al mundo».

La procesión por encima de la comunión

El cardenal estadounidense escribe en su misiva que «nuestro ritual para recibir la Sagrada Comunión tiene un significado especial en este sentido. Nos recuerda que recibir la Eucaristía no es una acción privada sino comunitaria, como lo implica la misma palabra “comunión”».

Cupich explica que por esa razón la Santa Sede estableció que «los fieles procesionen juntos como expresión de su paso al frente como Cuerpo de Cristo y reciban la Sagrada Comunión de pie».

Sobre las procesiones, el cardenal subraya que estas «han formado parte de la liturgia desde los primeros días de la práctica cristiana. Nos dan una experiencia sensible de lo que significa ser un pueblo peregrino, ayudándonos a tener presente que estamos caminando juntos hacia la plenitud del banquete celestial que Cristo ha preparado para nosotros».

El arzobispo de Chicago usa esa excusa para señalar que «no se debe hacer nada que impida ninguna de estas procesiones, en particular la que tiene lugar durante el ritual de la Sagrada Comunión. Interrumpir este momento sólo disminuye esta poderosa expresión simbólica, por la que los fieles, al proseguir juntos, expresan su fe en que están llamados a convertirse en el Cuerpo mismo de Cristo que reciben». Es por ello, que de forma sutil y sibilina el cardenal trata de arengar a los fieles para que no comulguen de rodillas. El cardenal Cupich lo manifiesta así: «nadie debe realizar un gesto que llame la atención sobre sí mismo o interrumpa el flujo de la procesión. Eso sería contrario a las normas y la tradición de la Iglesia, que todos los fieles están llamados a respetar y observar».

Cupich contra lo aprobado en el Sínodo

El arzobispo de Chicago cuenta con el apoyo del siempre polémico Austen Ivereigh, biógrafo de referencia del Papa Francisco. Este periodista se ha mostrado favorable a la carta de Cupich porque éste ha sido muy valiente al criticar «la moda de que algunas personas se arrodillen al recibir la comunión, porque es más “reverente”». Ivereigh arremete contra quienes comulgan de rodillas porque «es vistoso y perturba» la procesión litúrgica de los fieles a la hora de comulgar.

En medio de tanta confusión que ahora algunos pretenden disfrazar de tradición, hay quienes han retratado al cardenal Cupich, uno de los más fervorosos defensores de la sinodalidad… aunque luego la aplique según le convenga.

El estadounidense Matthew Hazell, colaborador del blog Rorate Caeli, ha retratado a Cupich y a Ivereigh dándoles de su propia medicina al citarle una de las conclusiones del Sínodo: «Ampliar la tienda exige acoger a los demás, dar espacio a su diversidad… una espiritualidad sinodal sólo puede ser aquella que acoge las diferencias y promueve la armonía… Una Iglesia sinodal se construye en torno a la diversidad…» (Sínodo sobre la sinodalidad, DCS, nn. 28, 85, 87).

Hazell ha denunciado a través de sus redes sociales el último atropello de la Iglesia sinodal «que escucha» y «acoge». Diversidad y acogida a todos… menos los que comulgan de rodillas.

Informacion tomada de InfoVaticana