Asi como el cuerpo necesita alimentarse, así también el espíritu necesita alimento espiritual. En el libro de Deuteronomio 8:3 se nos recuerda que no solo de pan vive el hombre y nuestro Señor Jesús nos muestra cómo se puede superar la tentación al recordar esta verdad en el momento en que Satanás se atrevió a tentarlo; “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mateo 4:4.
La palabra de Dios se encuentra en las Sagradas Escrituras. También podemos observar reflejos de ella en la evangelización que realiza la Santa Iglesia, en la vida de los santos y en nuestra oración diaria. Este artículo se lo quiero dedicar a esta última, a la oración diaria. Quiero hablarte de lo importante y crucial que es la oración diaria en la vida del cristiano. Comencemos con hacernos un examen y observar cuanto tiempo dedicamos a la oración.
¿Usualmente en que momentos del día realiza oración? ¿Al levantarte de la cama en la mañana, al final del día o en la tarde? ¿Haces oración antes de comer? ¿Cuántos minutos u horas les dedicas a hacer silencio?
La oración debe de ser ese momento en que tú a solas hablas con el Señor. Quisiera aclarar que en este articulo no voy hablar de la oración en parejas o la oración en comunidad la cual es extremadamente poderosa. Quiero hablar de la oración que hacemos en nuestra soledad, en lo secreto con nuestro Señor. Siguiendo el ejemplo de nuestro Mesías podemos observar que en su vida Jesús se alejó de la cuidad o del ruido para orar a solas con su Padre en muchísimas ocasiones. Posiblemente para pedir por nosotros, para dar gracias y sobre todo para escuchar la voz del Padre.
La oración debe ser una conversación. Conversación que debemos tener con nuestro Padre del cielo todos los días. Como ya sabes una conversación debe ser de dos partes interesadas en comunicarse. No estamos teniendo una conversación si somos nosotros los únicos que hablamos. Hay múltiples métodos de oración y maneras y estilos de comunicarnos con El. Lo esencial es que apartemos un tiempo para hacer esta oración profunda que nos va a llevar a comunicarnos con el Padre Celestial. No me refiero a la oración que hacemos antes de comer o justo antes de comenzar a conducir nuestros vehículos, la cual también es muy importante; sino que me refiero a la oración donde te has situado en un lugar donde hay silencio y no hay interrupciones. En mi experiencia hay dos momentos que son perfectos para la oración; en la mañana y bien temprano o antes de retirarnos a descansar a dormir. Cada persona tiene situaciones diferentes y su agenda de tareas diarias es variada. Te quiero exhortar a que busques un momento y lugar donde puedas estar tranquilo sin interrupciones por lo menos por 10 minutos todos los días. Este tiempo va hacer el tiempo más hermoso de tu día. Además de ser el momento en que te vas a poder comunicar con Dios vas a poder también escuchar su voz. Esto, me refiero a escuchar su voz es lo que muchos cristianos nunca alcanzan a hacer. Todos hemos caído en la costumbre de darle gracias, hacer nuestras peticiones y pedir perdón y no darle la oportunidad a El de hablarnos. Para poder escuchar su voz debemos de estar en silencio y meditar en su presencia, en sus promesas y en sus palabras. Por esto es recomendable comenzar nuestra oración leyendo un pasaje de la Biblia o rezando una oración como el Padre Nuestro, por ejemplo. De esta forma comenzamos a ponernos en disposición de oración. Es difícil a veces porque estamos siempre pensando y preocupado con todo lo que estas sucediendo en nuestras vidas y cuando queremos hacer oración lo único que tenemos en nuestra mente son todas estas preocupaciones. Justo después de hacer la lectura o rezar la oración/ devoción háblale con tu corazón de todo lo que te preocupa, lo que te causa alegría, lo que has hecho bien y mal, lo que quisieras que fuera y todas esas cosas que mantienen tu mente ocupada. No olvides también darle gracias por todo lo que tienes. Agradece porque estas vivo, porque tienes familias, amigos etc. Haciendo esto vas comenzar a dejar todo esto en las manos de Él y podrás tener una mejor disposición a estar en silencio. En el silencio Dios nos habla, nos toca y nos hace sentir de manera particular su amor, su encanto y nos renuevas pasa así volver a nuestra vida ordinaria con las fuerzas necesarias para seguir.
Al igual que cuando tenemos una conversación con alguien en la cual ambos expresan lo que sienten y lo que desean comunicase el uno al otro. Asimismo, debe ser la conversación diaria con Dios todos los días. Mientras estas en silencio pon tu atención en la presencia del Señor y si siente el decir algo, puedes decirlo, pero recuerda que quieres escuchar la voz del Señor.
Quisiera compartir una experiencia personal de como la oración me ha ayudado a sobrepasar etapas en mi vida y ha sido mi guía para poder tomar decisiones con discernimiento y sabiduría. Recuerdo cuando comencé a buscar un nuevo trabajo debido a que la empresa para la que estaba trabajando decidió cerrar sus operaciones. El anuncio fue hecho con meses de anticipación. Lo cual me hizo sentirme agradecido porque así tendría la oportunidad de buscar otra posición en una empresa, para cuando definitivamente ya no estuviera empleado. Recuerdo haberle dado las gracias al Señor por permitirme saber con anticipación que iba a perder mi trabajo. Como todos sabemos no todas las grandes empresas hacen un anuncio de este tipo con anterioridad (6 meses). Por supuesto le exprese al Señor mi preocupación también, ya que yo soy el único proveedor en mi casa. Mi esposa y yo tomamos la decisión de criar y cuidar a nuestros hijos en nuestra casa. Así que mi esposa renuncio a su trabajo y para cuando el anuncio se hizo público hacían ya 2 años de ser yo el único trabajando en mi casa. Cuando comenzaron a pasar los meses después del anuncio del cierre de operaciones fue cuando la prueba y los problemas comenzaron. Cada día era una batalla en mi interior con el desánimo que sentía de tener que ir a mi lugar de trabajo porque, aunque la compañía seguía pagándome el mismo salario para mí ya no tenía sentido. Esto lo comencé a sentir yo, pero al igual que a mí lo comenzaron a sentir todos los miembros de mi equipo de trabajo. Al transcurrir las semanas se nos hacía cada vez más difícil mantener el rendimiento y la productividad del equipo. Las órdenes de los clientes debían ser completadas sin importar la situación que nos había tocado vivir. ¡Estos días fueron muy difíciles! Fueron días donde estuve envuelto en muchas conversaciones con algunos miembros del equipo y no todas ellas fueron agradables. Todos teníamos sentimientos encontrados de no querer perder el trabajo todavía, pero a la misma vez queríamos que llegara nuestro último día de trabajo de una vez y por todas. La compañía nos ofreció un paquete muy generoso así que ninguno de los miembros de mi equipo renuncio antes de la fecha prevista. El tiempo pasó y todo lo que se tenía que haber completado se hizo. La búsqueda de trabajo no es un proceso divertido. No podría precisar cuántas aplicaciones complete y cuantas entrevistas por teléfonos tuve que realizar. Si recuerdo haber tenido cuatro entrevistas en persona. Casi ya al final de mí termino con la compañía por fin recibí una oferta de trabajo y esta cumplía con los requisitos que estaba buscado. Solo que tuve que negociar unos detalles y fueron aprobados por ellos.
Durante todos estos meses yo estuve en oración. Algunos días expresaba mis alegrías al Señor, pero en otros días expresaba mis tristezas y frustraciones con todo lo que estaba sucediendo. Además de haber tenido que estar desempeñando mis tareas también estuve en la búsqueda de trabajo simultáneamente. Así que mis oraciones también estaban enfocadas en este proceso y en mi actual trabajo. Le expresaba al Señor con alegría las buenas noticias cuando me llamaban para una entrevista o me escribían un email interesados en mi hoja de vida (resume). Otras veces expresaba mi tristeza y mi decepción cuando luego de haber tenido una entrevista por teléfono no volvía a escuchar o recibir comunicación de parte del entrevistador. También comenzaba a tener dudas de si volvería a encontrar una oportunidad igual o mejor que la que había tenido con mi empleador actual. Hubo momentos en los cuales dudabas si mis acciones del pasado fueron correctas y si talvez había terminado en esta situación por mis propios errores. Todo esto y más se lo manifestaba al Señor con mis propias palabras y con mi corazón en la mano. Muchas veces encontraba tranquilidad instantánea. Le hablaba a mi Señor del problema y al mismo tiempo el Señor me consolaba. En otras ocasiones era como hablarle al aire yo le expresaba todo lo que sentía y me sentía igual o hasta peor después de terminar mi rato de oración. Entonces comenzaron los pensamientos encontrados a circular en mi cabeza sobre mi fe y la vida que llevo y si soy digno y las dudas sobre mi vocación y mi misión con la Iglesia y con mi familia.
¿Sabes que tuve que hacer después de haber obtenido más problemas y tener más dudas después de haberle orado al Señor por tantas horas en múltiples ocasiones y en diferentes días?
Comencé a orar más y más no me detuve porque el mismo Espíritu de Dios y lo que me habían enseñado en la Iglesia decía que la Fe es más grande que todo y que nada es imposible, si mi Señor está a mi lado. Como voy alejarme o guardar distancia de quien me puede proveer lo que realmente es bueno para mí. Así que, aunque no entendía por qué estaban pasando las cosas que estaban pasando yo sabía que si me mantenía fiel al Señor en espíritu y verdad Él no me iba fallar. Así que continúe asistiendo a los grupos y a los retiros. Continúe con mi oración diaria y con la lectura de la Palabra todos los días. No hay mejor remedio para olvidar los problemas que sumergirse en la dulzura de la palabra de Dios. Lo más importante que hice para orarle a Dios y mostrarle que lo amaba fue el continuar siendo el esposo que necesita mi esposa y el Padre que necesitan mis hijos sin importar la batalla interna que había dentro de mi corazón. No estoy diciendo que fue fácil pero no fue imposible.
¿Sabes por qué?
Porque Él lo hizo por mí.
Santa Maria Ora Pro Nobis
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