En el año 1214, Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos (Orden de Predicadores) estaba angustiado porque fracasaba en su intento de convertir a los herejes cátaros albigenses. Santo Domingo atribuyó esto a la profundidad y gravedad del pecado de los herejes y al pobre ejemplo de los católicos. Se fue solo al bosque y en llanto oró continuamente durante tres días para apaciguar la ira del Dios Todopoderoso. Domingo azotó su cuerpo y como consecuencia del ayuno, el dolor y el agotamiento, cayó en coma.
Santo Domingo entonces experimentó una aparición de la Santísima Virgen María durante el coma, que lo unió con el Santo Rosario. La Inmaculada María con tres ángeles apareció y le preguntó a Santo Domingo: “Querido Domingo ¿sabes qué arma quiere usar la Santísima Trinidad para reformar el mundo?”. La respuesta de Domingo fue que la Santísima María lo sabía mejor que él porque ella es parte de nuestra salvación.
María respondió: “Quiero que sepas que, en esta clase de guerra, el arma siempre ha sido el Salterio Angélico (saludo Angelical), que es la piedra angular del Nuevo Testamento. Por lo tanto, si quieres alcanzar a estas almas endurecidas y conquistarlas para Dios, predica mi Salterio “.
Poco después de esta aparición, Santo Domingo predicó el Santo Rosario a los herejes albigense no convertidos. Sustituyendo así el Pater noster (150 Padre Nuestro) y después de haber seguido las instrucciones en la aparición pudo tomar forma el diseño del Rosario de Santo Domingo que hoy conocemos. EL separó quince misterios del rosario, los agrupó en tres conjuntos de cinco décadas cada uno.
Las agrupaciones fueron designadas como Misterios Gozosos, Misterios Dolorosos y Misterios Gloriosos. Este diseño ayudó a los herejes albigenses a comprender mejor e imitar la vida virtuosa de nuestro Señor Jesucristo y la Inmaculada Virgen María.
El “Saludo Angelical” es la oración del “Ave María” y el Salterio son los 150 Salmos. Por lo tanto, ella quería 150 Avemarías, que es lo que es el Santo Rosario, 15 décadas de Avemaría con 15 misterios correspondientes para contemplar.
San Juan Pablo Segundo en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae publicada el 16 de octubre de 2002, introdujo una nueva serie de “misterios”, los Misterios Luminosos. Considero oportuna una incorporación que, si bien se deja a la libre consideración de los individuos y de la comunidad, les permita contemplar también los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión. En efecto, en estos misterios contemplamos aspectos importantes de la persona de Cristo como revelador definitivo de Dios. Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias. Durante la vida pública es cuando el misterio de Cristo se manifiesta de manera especial como misterio de luz: «Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo» (Juan 9: 5)
La Santísima Virgen es la obra maestra de Dios y es la criatura más perfecta porque fue la escogida por la cual el Padre nos envió a su único hijo nuestro Señor Jesucristo. Hoy más que nunca Santa Maria continúa siendo el canal por el cual nos acercamos a nuestro único salvador y redentor Jesus. ¡Acércate al Santo Rosario! Este hermoso regalo por parte de la Virgen Maria te llevará a comprender los misterios de la vida de nuestro Salvador y a provocar un cambio en tu vida hacia la santidad.
¡Santo Domingo Ruega por nosotros!
¡Santa Maria Ora Pro Nobis!
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