


Por Taylor Marshall/ Traducido al Español y editado Por Luis Roman
Hay dos razones por qué un gran números de católicos apoyan la homosexualidad:
- La falta de enseñanza católica auténtica con respecto a la homosexualidad.
- La Iglesia omitió uno de los versículos bíblicos más claros sobre la homosexualidad del misal nuevo (Pablo XVI) en 1970:
Uno de los muy desafortunados resultados del Nuevo Misal es que los versículos que pueden considerarse ofensivos han sido omitidos de nuestras celebraciones litúrgicas. Esto desde 1970 cuando el nuevo Misal fue aprobado por el papa Pablo XVI.
Un ejemplo del silencio impuesto a los pasajes ofensivos es el de San Pablo hablando en contra de la homosexualidad (incluido el lesbianismo). Este se encuentra en Romanos 1:26-32. El pasaje ha sido notablemente omitido del ciclo que corresponde al martes y miércoles de la vigésima octava semana del tiempo ordinario (Leccionario 468 Lectura 1 Romanos 1:16-25) y Leccionario: 469 Lectura 1 Romanos 2: 1-11.
Entonces, ¿qué falta? Lo que falta es Romanos 1: 26-32. Leemos una parte de este capitulo pero estos versículos (26-32) han sido recortado o eliminado. Estos NUNCA se leen en una Misa Católica. Sin embargo, este pasaje al final de la carta a los Romanos 1 es el punto central para la teología de Pablo contra el comportamiento homosexual y también es el pasaje citado en el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2357:
CIC numeral 2357. Basándose en la Sagrada Escritura, que presenta los actos homosexuales como actos de grave depravación, la tradición siempre ha declarado que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”. Son contrarios a la ley natural “.
En las notas del Catecismo de La Iglesia Católica para este pasaje, encontrará la cita de Romanos 1: 26-32.
Entonces, si este pasaje es importante para el Catecismo de San Juan Pablo II, ¿por qué se omite en el Leccionario?
Aquí está el pasaje omitido en su totalidad: (Biblia de Jerusalén)
“Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; 27.igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío. 28.Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: 29.llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, 30.detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, 31.insensatos, desleales, desamorados, despiadados, 32.los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.”
Este pasaje está inspirado por el Espíritu Santo, por la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Este no es un pasaje políticamente correcto de la Biblia, pero es tan cierto como Juan 3:16. Puede que no lo leamos en la misa, pero debemos aceptarlo como “inspirado por Dios y útil para enseñar, para corregir y para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).
¿Por qué se omite este texto del ciclo para la Misa Católica?
Porque no hay un solo obispo que pida al Santo Padre que incluya estos versículos en las lecturas de la misa del rito romano. No hay sacerdotes que cuestionen estas decisiones del pasado. En este momento de crisis, necesitamos un San Juan Bautista que defienda las enseñanzas de Dios sobre la sexualidad humana en contra de las de Herodes que comprometan la ley amorosa de Dios.
¡Santa Maria Ora Pro Nobis!

La Virgen Maria no agonizó ni por martirio ni por muerte violenta; tampoco de enfermedad o vejez. Los teólogos afirman que la Virgen murió a causa del amor de Dios y del apasionado deseo y contemplación intensísima de las cosas celestiales. Así lo afirmaron San Jerónimo, el abad Guerrico, San Alberto Magno, Dionisio el Cartujano, Santo Tomás de Villanueva, Bossuet.
La Virgen María no estuvo sujeta a la corrupción del cuerpo. Esto es tradición unánime de la Iglesia. San Andrés de Creta dice: “Como no se corrompió el útero de la que dio a luz, así ni la carne de la que murió… El parto eludió la corrupción, y el sepulcro no admitió la extrema corrupción de la muerte”
Santo Tomás de Villanueva: “No es justo que sufra corrupción aquel cuerpo que no estuvo sujeto a ninguna concupiscencia”.
En el Misal Romano se decía en la Misa de la Asunción: “ya que la Madre de Dios salió de este mundo conforme a la condición de la carne mortal”. En el nuevo Misal no se menciona la muerte sino sólo la liberación de la corrupción del cuerpo.
No debemos confundirnos con la palabra o término “dormición”, que se usa en la Iglesia griega. La Dormición significa la separación del cuerpo y del alma de la Virgen María. En otras palabras, es la muerte de nuestra Madre, pero su muerte fue perfectamente en armonía con Dios porque ella es la llena de gracia y la inmaculada. Tu y yo sufrimos de los dolores de la vejez y las enfermedades. La Santísima Virgen cayó en un sueño (dormición) lleno de paz y alegría para luego despertar ascendida al cielo por nuestro Señor Jesucristo en cuerpo y alma.
Aquí les dejo algunas razones teológicas:
- Es conveniente que María, para conformarse con su Hijo, padeciera la muerte, y así por la muerte pasara a la gloria, a fin de que no pareciera de mejor condición la Madre que el Hijo.
- La verdad de la Encarnación se confirma más por la muerte de María; pues si convenía que Cristo muriera para confirmar la fe de la Encarnación, y así no se dudara de que era hombre verdadero, igualmente convenía que muriera su madre, para que no se pensara que había nacido de mujer inmortal.
¿Que han dicho los papas?
- El Papa San Juan Pablo Segundo en su audiencia general el 25 de junio de 1997 dijo: Es verdad que en la Revelación la muerte se presenta como castigo del pecado. Sin embargo, el hecho de que la Iglesia proclame a María liberada del pecado original por singular privilegio divino no lleva a concluir que recibió también la inmortalidad corporal. La Madre no es superior al Hijo, que aceptó la muerte, dándole nuevo significado y transformándola en instrumento de salvación. María, implicada en la obra redentora y asociada a la ofrenda salvadora de Cristo, pudo compartir el sufrimiento y la muerte con vistas a la redención de la humanidad. También para ella vale lo que Severo de Antioquía afirma a propósito de Cristo: «Si no se ha producido antes la muerte, ¿cómo podría tener lugar la resurrección?» (Antijuliánica, Beirut 1931, 194 s.). Para participar en la resurrección de Cristo, María debía compartir, ante todo, la muerte.
- El Venerable Papa Pio XII escribió en la bula de la definición de la Asunción lo siguiente “La Virgen inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo» (Lumen gentium, 59).
En la pintura que utilizamos para este articulo y en muchas otras podemos observar a Jesus al lado de su Madre que se ve como si estuviera durmiendo. Jesus está cargando una beba niña. Esta bebé simboliza el alma de nuestra Madre (separación de cuerpo y alma).
¡Santa Maria Ora Pro Nobis!
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